David Carías, “El Quijote” del municipalismo

Uno de los profesionales que más sabe de municipalismo en Honduras acaba de escribir dos libros -por amor al arte poque no tiene patrocinio- y lleva 35 años aportando ideas para el manejo de las transferencias y el desarrollo de los gobiernos locales. Es difícil refutarle cualquier dato sobre las alcaldías porque las maneja al dedillo, casi de memoria. En las últimas dos décadas, David Carías asegura que se han destinado más de 73 mil millones de lempiras a los 298 alcaldías, aunque muchos municipios siguen siendo una fotografía en el tiempo porque solo el ocho por ciento de esos fondos se destinan a inversión de calidad por mandato de la ley. El resto, se va en gasto superfluo y en impulsar, aunque no lo puede comprobar, dice, el caudillismo de los alcaldes y la corrupción. A pesar de ello, recomienda mantener estos subsidios, agilizando la entrega sin chantaje político a los alcaldes y con una ventanilla especial para financiar los proyectos prioritarios a propuesta de las fuerzas vivas locales. A continuación, un adelanto de otros hallazgos de sus últimas publicaciones, recordando, a la vez, que este día (30 de noviembre) las corporaciones municipales deben aprobar sus presupuestos del 2025.

-¿Cómo nació el municipalismo en Honduras?
Viene desde la Colonia, con los cabildos, pero la ley de 1906 le dio impulso a las municipalidades, ahí nacieron varios municipios, despues, el general Carías creó 15 zonas y en la Constitución de 1956 se la da autonomía a las municipalidades, con Callejas se crea la nueva ley vigente.

-¿Desde cuándo datan las transferencias?
Es una política pública antigua, en China y Francia se practica, aquí en Honduras data desde hace un poco más de 20 años.

-En su último libro, “Honduras 20 años de transferencias municipales, en búsqueda de la equidad fiscal territorial”, ¿cuáles son los principales hallazgos?
Lo primero que encontramos es que la producción del país ocurre fuera del corredor central, pero, irónicamente, los tributos se invierten en el corredor central, provocando un desiquilibrio territorial. Como esa riqueza no se devuelve en inversiones a esos municipios o regiones que la producen, el resultado es la migración a la ciudad porque la gente no encuentra empleo en sus pueblos.

-¿Por qué se invertie en el corredor central?
Porque aquí están concentradas las grandes empresas exportadoras, por ejemplo, los exportadores de café, ellos no producen café, el café se produce adentro y se lo venden a estas empresas.

-¿Cuál es el resultado de estas dos décadas de transferencias?
No es una opinión, hicimos una investigación de estos 20 años de transferencias y lo que pudimos ver es que cuando aumentan las transferencias, aumentan los impuestos, deberían ser al revés, porque los alcaldes entran en pereza fiscal, pero hay aumento porque las transferencias generan actividad económica, aumentando los ingresos de las personas y las alcaldías.

-¿Cuál es la clave de la transferencia?
Destinarlas en inversión, evitar el gasto corriente, programas del gobierno y menos para fines políticos. Por eso hay que regularlas para que vayan a inversión porque es el motor de los municipios.

-¿Cuánto se ha transferido en 20 años?
Son 73 mil millones de lempiras al 2023, en promedio, cada alcaldía recibe 20 millones de lempiras al año, con lo que un alcalde del interior puede generar cambios.

-¿Se puede corroborar estas cifras?
Claro, llevo 20 años documentando las transferencias de todos los municipios y le puedo decir con exactitud cuánto recibió cada alcaldía año por año, trimestre por trimestre.

-¿Choluteca, por ejemplo?
Choluteca no recibe todas las transferencias porque tiene las cuentas embargadas, pero ha recibido 350 millones de lempiras en estos 20 años, el último año tiene cero por estas demandas.

-¿A Tegucigalpa?
L2,405 millones.

-¿Comayagua?
L392 millones

-¿San Pedro Sula?
Ha tenido problemas últimamente, pero recibió L1,883 millones.

-¿Estas transferencias van a tono con el desarrollo que presentan en la actualidad estos municipios?
El problema es que las reciben trimestralmente y no siempre al día, tampoco pueden hacer proyectos que sobrepasen los cuatro años.

-¿Es equitativa la repartición?
Lo que pasa que se asigna por número de pobladores, pero en términos per cápita se reciben alrededor de 20 mil lempiras por persona en los municipios más pequeños, Humuya, por ejemplo, tiene 1,500 habitantes y recibe 22 millones de lempias este año. La Kennedy tiene mucho más habitantes y si le das cien millones al alcalde de Tegucigalpa ni se da cuenta.

-¿Cómo es la calidad de la inversión?
Lamentablemente, la calidad de la inversión está impuesta por la ley, porque las transferencias, por ley, te dice en qué gastarla: el 35 por ciento se gasta en programas de fortalecimiento social y comunitario; el 20 por ciento en programas culturales y convivencia social; el 20 por ciento en gastos de administración propia; el 10 por ciento en programas de fortalecimiento administrativo, el 5 por ciento en programas de atención a la mujer; 1 por ciento al Tribunal Superior de Cuentas (TSC) y el 1 por ciento para la Amhon. La sorpresa aquí es que apenas el 8 por ciento va a inversión pública. Por eso hay que procurar que sean para inversión y no sean embargables.

-Hay municipios A, B, C, D, ¿no es discriminación?
No, se categorizan para estructurar un programa de capacitación técnica. Las alcaldías A están mejor situadas y deberían tener mayores oportunidades; las B necesitan capacitaciones; las C están estancadas, ocupan asistencias y las D son alcaldías deprimidas, pero no inciden en las transferencias porque estas se dan por población y pobreza.

-¿Debe aumentar la descentralización?
Por supuesto, pero no podemos seguir descentralizando políticas públicas como si todos fuéramos iguales, la gente local es la que sabe sus problemas, por eso, las secretarías de Educación y Salud son agencias empleadoras, con gremios que velan por sus intereses, mejoras salariales, y por eso pasan en pleito en vez de atender la salud y la educación. Además, en las alcaldías cuestan menos los proyectos porque tienen los recursos locales.

-¿Cuánto dejaron de percibir los municipios porque no se les transfiere la totalidad que dice la ley?
Deberían estar recibiendo 12 mil millones de lempiras, pero solo reciben unos seis mil millones, hay una deuda unos 6 mil millones al año.

-¿Cree que se debe cambiar el mecanismo de asignación de las transferencias?
Creo que sí y hasta existe un tema de corrupción en este punto, aunque no lo puedo demostrar, en el sentido de que “autorízame la transferencia y te voy a dar un agradecimiento”. Cuando tengamos el mecanismo idóneo vamos a evitar todo este problema de andar rogando, se deben entregar sobre indicadores de gestión.

-¿Hay justicia tributaria?
Como economista sabemos que el sistema tributario es el instrumento para financiar el desarrollo. Nosotros tenemos un sistema tributario caótico, porque el 75 por ciento de los tributos municipales se extraen de la actividad económica y al final lo paga el consumidor final con la subida de los precios.

-Hay alcaldes que llevan hasta siete períodos como el de Comayagua, ¿es una ventaja?
No existe la abundancia de liderazgos para sacarlos cada cuatro años y más que tenemos la constumbre de destruir lo que hizo el anterior. Creo que Comayagua es un bonito ejemplo de un liderazgo que depende del voto popular, es la gente la que tiene al alcalde de Comayagua, son los dueños de los partidos políticos los que buscan al alcalde de Comayagua y no al revés.

-¿No aprovechan las transferencias para impulsar su caudillosmo?
No encontramos hallazgos de este tipo, no te voy a decir que no existen casos, pero en general están utilizadas para la inversión.

-Pero es algo evidente…
Es muy probable, pero en el estudio no hay una marcada evidencia.

-Además, los alcaldes tienen todo el poder con respecto a la corporación, ¿afecta la inveresión?
Sí, pero se debe al sistema electoral que tenemos, por eso yo digo que cada regidor sea electo independientemente, y no por la trenza, para que las colonias y los barrios y las aldeas los deleguen.

ÉL ES…
David Carías Dávila es un economista hondureño (UNAH 86) oriundo de Siguatepeque, con Maestría en Políticas Públicas con Orientación en Federalismo Fiscal (U. Tocuato Di Tella, Argentina 92’) y postgrados en Planificación Global (CEPAL, Chile 88’); Preparación y Evaluación de Proyectos (OPALC, Ecuador 90’); Administración Tributaria (OIT, Costa Rica 89’); Especialista en Desarrollo Local (OIT DelNet, Italia, 2000) y Diplomado en Ordenamiento Territorial y Prevención de Desastres (UPFM /Honduras 01). Ha escrito varios libros, entre ellos, Honduras: Transferencias Municipales al 2022, Justicia Tributaria Municipal. 20 años, Estrategia de participación del Sector Privado en las Inversiones Hídricas y Perfiles Sociodemográficos Municipales de Honduras (298 municipios).

 

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