Sevilla (AFP). Pedro Sánchez afirmó el domingo que su Gobierno va a «acelerar el paso» en sus políticas de izquierda ante una oposición que lo quiere «tumbar», tras ser reelegido al frente del Partido Socialista español pese a acusación de corrupción en su entorno.
En el poder desde 2018, Sánchez fue reelegido como secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con el 90% de los votos, en el 41º Congreso socialista que se celebró desde el viernes en Sevilla, en la región de Andalucía.
El dirigente mantiene el control sobre el partido, ya que personas de su núcleo duro fueron ratificadas en sus puestos, como María Jesús Montero, su ministra de Hacienda, quien se mantiene como número dos, y Santos Cerdán, quien se queda como secretario de Organización, una carga influyente.
En el cierre del congreso, que sirvió para que los socialistas cerraran filas en torno a su líder, Sánchez ratificó su voluntad de «acelerar el paso» con medidas como crear una empresa estatal de vivienda y blindar el derecho al aborto en la Constitución, y lograr que los socialistas ganen las elecciones generales de 2027.
«Nos queda mucho por hacer y por eso yo os digo que mi compromiso es firme y rotundo, no vamos a reducir el paso, vamos a acelerar el paso y vamos a trabajar con más fuerza si cabe», lanzó Sánchez desde la tribuna.
«Bajo nuestro liderazgo, España se está convirtiendo en un referente mundial de prosperidad y de bienestar, por eso nos quieren tumbar», dijo en referencia a la oposición de derecha y de extrema derecha.
«En este último año, los intolerantes nos han acusado y nos han acosado con bulos, con campañas de desinformación y lo han hecho por tierra, mar y aire», señaló Sánchez, en alusión a causas judiciales que afectan a su entorno y que a su juicio tiene su origen en informaciones falsas.
Efectivamente, el cónclave socialista tuvo lugar en momentos en que varias personas próximas a Sánchez están en el punto de mira de investigaciones judiciales, entre ellas su esposa Begoña Gómez, su hermano David Sánchez y también José Luis Ábalos, su exministro de Transportes, considerado durante mucho tiempo su mano derecha.
El último sobresalto fue la renuncia el miércoles del responsable del partido en la región de Madrid, Juan Lobato, tras haber implicado a una consejera de la Moncloa, la sede de la presidencia del gobierno, en un caso de filtraciones de documentos judiciales para perjudicar a la presidenta madrileña de derecha.