Ataúd

José Víctor Agüero Aguilar

El día, la hora, mes, año, lugar y las circunstancias de la muerte de cada persona, representa para todos/as una incógnita, es un hecho innegable que puede llegar en cualquier momento. De esta realidad nadie podrá escapar y bajo este contexto sale sobrando posición económica, social e intelectual, de cada individuo.

Todos sin excepción alguna estaremos dentro de un ataúd, sea este rustico o de un alto precio, al final de cuentas esto es irrelevante, la muerte física es un hecho irrefutable por el cual habremos de pasar todos, es cuestión de tiempo, puede ser a corto, mediano o largo plazo, pero llegará.

De ahí la necesidad de aprovechar el tiempo de vida, que nos regala el creador del mundo, asumiendo una actitud de paz y reconciliación, siendo instrumentos de bendición y no de tropiezo. En tal sentido es importante realizar cambios de actitud, que permitan mejorar nuestra convivencia diaria.

Todo ser humano brega con áreas oscuras y confusas que precisan de una transformación radical, que sólo un ser superior puede obrar, rompiendo ataduras y cadenas opresivas que destruyen al ser humano.

Infinidad de personas viven de forma desordenada, sin reparar que en esta vida todos estamos de tránsito, para unos su existencia es muy corta y para otros es larga, en medio de los conflictos en que el ser humano se ve inmerso, es clave determinar con que actitud se van encarar los mismos.

La complejidad de problemas por los que las personas tienen que bregar, genera sentimientos encontrados, donde muchas veces salen a flote, raíces de amargura, el resentimiento, el rechazo, la ira, el enojo, la furia y la frustración, situaciones que lo único que provoca es vivir una existencia tormentosa y con una ausencia de paz mayúscula.

Frente a este escenario es clave identificar aquellas áreas vulnerables, que necesitan ser cambiadas para beneficio personal y de su entorno. Es triste saber que muchas personas desperdician su tiempo en banalidades, que en nada abonan a su formación y crecimiento personal.

El tiempo se nos va. En un abrir y cerrar de ojos pasamos de niños a personas adultas y la conclusión al que llegan centenares de seres humanos, es que desperdiciaron oportunidades de vida, tornándose su existencia gris, opaca, sin pena ni gloria, en su papel de esposo/a, padres de familia, hijo e hija y profesional y por sobre todas las cosas en un Hijo de Dios.

Mientras Dios nos presta vida es importante asumir una actitud de perdón y reconciliación con el entorno que nos rodea, teniendo presente que en cualquier momento estaremos dentro de un ataúd, donde no llevaremos nada, en esta tierra quedarán títulos, prendas de vestir, relojes, autos, viviendas y otros bienes materiales, nada de esto lo llevaremos al interior del ataúd.

Mientras Dios el creador del cielo y la tierra, decida mantenernos con vida debemos aprovechar al máximo el tiempo, realizando frutos dignos de arrepentimiento, sometiéndonos al señorío del Señor Jesucristo, permitiendo que El crezca y que no nosotros mengüemos como señala la palabra de Dios.

Dejemos a un lado todo resentimiento, envidias, celos, pleitos, egoísmo y contiendas que son frutos de la carne, aspiremos a vivir bajo los frutos del Espíritu: Paz, amor, gozo paciencia, benignidad, fe, mansedumbre, templanza y dominio propio, mientras nos llega el momento de estar dentro de un ataúd.

LO MÁS RECIENTE

Sheinbaum asegura que sí abordó con Trump el tráfico de armas de EE.UU. a México

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, afirmó este viernes que durante la llamada que...

Doncic se presenta ante la afición de Lakers

Luka Doncic fue presentado ante su nuevo público de los Lakers. El fenómeno esloveno,...

Tripulaciones en Alaska buscan avión desaparecido con 10 pasajeros a bordo

Las tripulaciones en Alaska están buscando un avión que desapareció con 10 personas a...

Oficial: Presupuesto General 2025 ya fue publicado en La Gaceta

El jueves seis de febrero del presente año, en la edición número 36 mil...