Atendiendo un traslado de la cancillería argentina, Sebastián Kobaru, que venía ejerciendo funciones de jefe de la misión en Tegucigalpa como Encargado de Negocios, se marcha cuando el comercio bilateral está en lo óptimo, no así las relaciones de los gobiernos, políticamente hablando, que se encuentran en las antípodas: Ni los socialistas democráticos hondureños quieren saber nada de Milei ni este quiere saber algo que huela a los “zurdos de m…”, como suele repetir. En un contexto más amplio, Honduras tiene seis años de no tener embajador en Buenos Aires y el nombramiento de su par en Tegucigalpa, por lo visto, va para largo, todo, aparentemente, por diferencias ideológicas. En una crítica sana, Kobaru, de ascendencia japonesa y educado en colegios y universidades privadas, prefiere no acentuar las discrepancias y se concentra en resaltar con mucho profesionalismo las oportunidades de negocios entre ambas naciones. Su optimismo es tan grande que no descarta, en un futuro, no muy lejano, que el café hondureño llegue a las grandes avenidas del gran Buenos Aires y que los argentinos vengan en vuelos directos a disfrutar el sol y la arena de Roatán.
La idea que tengo de todo argentino es que es Boca o River y peronista, ¿es su caso?
El general Perón dijo una vez que todos los argentinos somos peronistas. Yo vengo de una familia antiperonista, tengo una educación muy fuerte en todo lo que tiene que ver con las tradiciones del liberalismo, pero tengo que reconocer que represento a un país en el que una parte muy importante de la población se sigue referenciando en el peronismo de alguna forma y eso es un capítulo de nuestra historia que no podemos reescribir. No soy tan futbolero, pero sigo a River por diferenciarme de mi padre que es gran Boca.
¿Cuándo ingresó al servicio exterior?
En el 2013, dos años asignado a la Direccion de Asia, luego en Viena y vuelvo a Buenos Aires en pandemia. En septiembre del 2022 llego a Honduras, pocos días después de la tragedia en la colonia Guillén.
Canas prematuras, ¿herencia familiar?
Tengo 39 años, varias de estas canas me las dejó Honduras, no tanto el país, que es superbonito, sino, el equipo de la embajada.
¿Le apasiona la diplomacia o tenía otras aspiraciones?
Me apasiona desde adolescente, aunque cuando era niño soñaba con ser médico y abogado.
(Le sirven un desayuno típico hondureño). Alguien me dijo que los argentinos no comen frijoles, ¿se adaptó a la comida catracha?
Los argentinos no comemos frijoles, el aguacate es gourmet, lo comemos en ensalada, plátano no hay, comemos mucho queso y jamón, pero en sándwich, me acostumbré a la comida hondureña, no la comía todos los días porque los médicos me dicen que me cuide el hígado.
¿Qué recuerdos se lleva de Honduras?
Uno de los mayores recuerdos que me voy a llevar son los niños que estudian en las 24 escuelas que tienen el nombre de la República Argentina, ubicadas en sitios muy pobres. Cada vez que las visité, nos recibieron con mucha generosidad.
¿Recorrió el país?
He tenido la oportunidad de visitar todos los departamentos, pero no ha sido fácil llegar a La Mosquitia, por temas logísticos.
A parte de Pedro Troglio y Diego Vázquez, como referentes en este momento, ¿hay más argentinos viviendo en Honduras?
La comunidad argentina en Honduras es de unas 350 personas y los futbolistas son los que generan mayor visibilidad social, muchos se naturalizaron hondureños o tienen parejas o hijos, muchos de ellos viven en San Pedro Sula, Roatán y Siguatepeque.
¿Qué es el fútbol para los argentinos?
El fútbol argentino nos une como país, es una pasión, un fanatismo, es bien difícil ir a trabajar un lunes en la mañana y no hablar de los resultados de los partidos, desde los más variados y disímiles estratos sociales o culturales.
¿Se hizo seguidor de un equipo hondureño?
La mayor parte del equipo de la embajada es olimpista, por lejos, el profesor Troglio tiene un rol positivo para la difusión de la imagen de mi país, aunque unos lo aman y otros no tanto porque son motagüenses, pero en general los futbolistas argentinos que vienen aquí son muy queridos por los hondureños.
¿Cómo le ha ido en manejar esta embajada tan grande como encargado de negocios?
Ha sido una experiencia desafiante, no es fácil ser jefe, y más en un equipo en el que muchas personas son mayores que yo, he tratado de estar a la altura de las circunstancias y tratando de mantener unas relaciones que datan de más de un siglo.
En temas de negocios, ¿cómo quedan las relaciones?
En los últimos años se ha cosolidado mucho el mercado de pick up, Toyota Hilux, casi la mitad de las exportaciones argentinas a Honduras son vehículos Hilux, ensamblados en Zárate, al norte de Buenos Aires, y nosotros como embajada estamos satisfechos por la confianza que los empresarios hondureños despositan en la industria argentina no solo en carros sino en insumos para el agro y la medicina.
¿Qué otros rubros se puede explorar mutuamente?
A mí me ha interesado mucho la internacionalización del café hondureño, el meracdo mundial es cada vez más complejo, los consumidores buscan productos nuevos y la Argentina no es la excepción, así que hay muchas posibilidades para poner el café hondureño en el paladar de los argentinos.
¿Existen otros tipos de intercambios?
En materia de estudios, muchos hondureños van a estudiar medicina y gastronomía. Los empresarios argentinos que han invertido en restaurantes en Honduas les ha ido bien, aunque el tema pendiente sigue siendo la carne vacuna desde hace más de 20 años. En turismo, la exigencia de la Secretaría de Salud de la vacuna de fiebre amarilla nos parece un requisito exagerado que dificulta mucho el vínculo turístico de ambos países. Esperamos la internacionalización del aeropuerto de Palmerola para que haya un vuelo directo a la Argentina.
¿Por qué no han nombrado al embajador?
Esa es una discusión política que no sé si me corresponde comentarla. La Cancillería está viviendo un proceso de reorganización, yo estoy cumpliendo un traslado a Suiza, quizá en los próximos meses se genere algún tipo de desarrollo en ese tema, pero no me corresponde a mí comentar estos aspectos.
¿Lo trasladan porque se portó mal?
(Se ríe). Bueno, un diplomático está sujeto a un régimen de traslado que dispone la Cancillería, la rotación es importante, en general, las cancillerías latinoamericanas son pequeñas y tenemos que acostumbrarnos a llevar varios temas, no solo los que nos gustan o nos interesan, como en todos los aspectos de la vida.
En una crítica sana, ¿las ideologías de los gobiernos afectan las relaciones bilaterales de los países?
Es importante que los países defiendan sus valores constitucionales, creo que el gobierno de Milei hace mucho y hace bien la defensa del principio de la libertad que nos guía a los argentinos desde la Constitución de 1853. También en ese marco constitucional tenemos el mandato de impulsar el comercio con todas las naciones del mundo. Creemos en el libre comercio, creemos que la idelología de los gobiernos no debe ser impedimiento para que nuestros empresarios hagan negocios, es cierto que, a veces, las relaciones políticas no son fáciles de manejar, pero los diplomáticos tenemos que saber administrar nuestras diferencias en un marco de armonía.
¿Se ha satanizado al peronismo en la Argentina en estos últimos 50 años?
Hay dos cuestiones diferentes: una de ellas, en gran medida, la refleja las elecciones del año pasado. Hay mucha frustración en el pueblo argentino por 80 años de economía estancada y de haberle hecho la vida imposible a los argentinos. Milei está tratando que las empresas argentinas puedan desarrollar todo su potencial. Por otro lado, muchos argentinos siguen siendo peronistas, es su proyecto político, no me corresponde comentarlo, pero en la prensa internacional tradicional, no entienden muchas particularidades de nuestro país.
¿Hacia dónde deben caminar los pueblos de América Latina?
Hoy por hoy, hay que tomar, creo yo, el camino de la democracia liberal, hoy tenemos en el continente varios países guiados por proyectos políticos no democráticos, se están desviando y tenemos que estar todos juntos como continente en la defensa de la libertad.
¿Cuándo se va?
Definitivamente, el 29 de noviembre, pero quiero hacer, antes, una pequeña visita a San Pedro Sula, La Ceiba, Trujillo, Utila y Santa Bárbara, para despedirme.
Para que no le echen la culpa después, ¿cómo deja las relaciones con Honduras?
Dejo una relación muy buena entre ambos países y creo que el nivel del comercio bilateral es la demostración de esta relación, refleja el vínculo histórico, claro, se puede hacer más. Honduras sigue generando mucha oportunidad para los empresarios argentinos y Honduras puede promover sus plazas en Argentina. Creo que una vez que nos recuperemos de la crisis económica, los argentinos vamos a volver a viajar masivamente y escaparnos del frío a Roatán.
¿Quién queda a cargo de la embajada?
Una compañera de promoción, muy destacada, Daniela Guetiérrez Álvaro.
¿Viene embajador pronto?
Que yo sepa, no, a lo mejor, el próximo año.
ÉL ES…
Sebastián Norberto Kobaru, nació el 25 de julio de 1985, en la ciudad de Lomas de Zamora, cerca del gran Buenos Aires. Hizo estudios primarios, secundarios y universitarios en centros educativos privados. Es experto en Ciencias Políticas, Relaciones Internacionales y Finanzas. Desde el 2013 ejerce como diplomático.