Luz en Navidad

María Natalia Zepeda

Toda mi vida he sentido una conexión muy especial con la Navidad, ya que mi nombre, María Natalia, proviene del latín “nativita”, lo cual significa Navidad. Cada año, espero con ansias esta época, y cuando las celebraciones terminan el 6 de enero, Día de Reyes Magos, siento mucha tristeza al pensar que debo esperar un año más para disfrutar de mi época favorita.

Cuando era más pequeña, la Navidad significaba recibir muchos regalos, convivir con toda mi familia y disfrutar de un festín de comida exquisita preparada por mi abuelita. Una tradición única en mi casa es que mi abuelito Francisco se disfraza de Santa Claus y entrega los regalos. Antes de darme cuenta de que era mi abuelo, me sentía muy especial, ya que entre mis compañeros era la única a quien Santa visitaba personalmente a las 12 de la noche el 24 de diciembre.

Aunque descubrí la verdad, esta ilusión sigue viva. Me encanta usar mis suéteres navideños, decorar la casa y, especialmente, ayudar a preparar las torrejas. Sin embargo, entre toda esta felicidad, he aprendido que la Navidad no es solo alegría personal, sino también una oportunidad para reflexionar y ser solidarios con quienes enfrentan dificultades.

Es fácil olvidar, en medio de todo el afán de estas fechas, que muchas personas no tienen la misma suerte. Hay quienes pasan la Navidad sin un techo, sin comida o sin familia con quien compartir. Muchos niños trabajan en lugar de disfrutar este día, y tantas personas enfrentan hambre y soledad.

En un país como Honduras, donde la corrupción ha dejado huellas profundas y la brecha económica es enorme, es crucial unirnos como ciudadanos. La Navidad nos recuerda que podemos ser el cambio que nuestro país necesita. Pero esto no se trata de grandes gestos, sino de pequeñas acciones diarias que nacen del corazón: respetar a los demás, no tirar basura en la calle, ayudar a un adulto mayor a cruzar la calle o simplemente sonreír. Ser una buena persona no significa hacer cosas para ser vistos, sino actuar con un propósito genuino de crear un bien.

Todo el año debemos esforzarnos por ser buenos ciudadanos, pero en Navidad es aún más importante reforzar estas costumbres. Esta época nos da la oportunidad de compartir y de brindar esperanza. Podemos donar ropa, juguetes, comida o nuestro tiempo a quienes más lo necesitan.

Algo que siempre me dice mi mamá es que el que ayuda no es el que puede, sino el que quiere. A veces, un pequeño detalle, una conversación o simplemente dedicar tiempo a alguien puede marcar una gran diferencia. Muchas veces nos molesta ver lo que sucede en Honduras, pero son quejas sin acción. Si realmente queremos ver un cambio, debemos iniciar haciendo buenas acciones. La Navidad es una festividad llena de luces, por tanto, nosotros debemos ser la luz que tanto necesita nuestro país.

 

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