La directora para Honduras de World Vision, Karen Ramos, resalta los 50 años de este programa glogal trabajando con los sectores más vulnerables del país, enfatizando en el liderazgo comunitario y de los gobiernos locales como factor clave en la ejecución de los proyectos sociales. A la vez, señala que la corrupción, la migración, la política vernácula y el cambio climático son los principales desafíos como detonantes de la pobreza. De cara a un nuevo proceso electoral, alienta a la población a escoger a los mejores de las planillas y a los candidatos los exhorta a poner a la niñez como prioridad en sus planes de gobierno.
–¿Cómo cierra el año World Vision?
Ha sido un año de muchos logros, estamos celebrando el 50 aniversario en Honduras, llegamos en 1974 con el huracán Fifí y desde entonces hemos estado respondiendo a todas las emergencias.
–¿A cuánto asciende la inversión?
Más o menos, 80 millones de dólares en los últimos tres años, con una cobertura de 2.6 millones de niños, directa e indirectamente a través de iglesias católicas y evangélicas por su alcance de penetración en zonas inaccesibles e incidencia política a nivel de alcaldías, como las dos líneas grandes de acción.
–¿Y en 50 años?
No tengo el dato de la inversión, pero en cobertura estamos llegando a más de siete millones de personas. Si en tres años fueron 80 millones de dólares, eso nos da una idea de estos cincuenta años.
–¿Qué hace “in situ”?
Muchas cosas, pero para resumirle, trabajamos en la organización comunitaria y formación de líderes. Nosotros nos instalamos en las comunidades con programas por 15 años para lograr que esa comunidad tenga una movilidad social, por eso trabajamos en liderazgo comunitario, acceso a agua y saneamiento. En estos momentos, la meta al 2027 es que haya 650 mil personas con agua en sus casas, que ahora mismo van al río a buscarla.
–¿Cómo están los indicadores de pobreza en estos momentos?
Es un asunto crítico para el mundo, pero especial para Honduras, después de la pandemia, muchos de estos indicadores de pobreza bajaron drásticamente y uno de esos fue el acceso de los niños a la educación, por lo menos el 50 por ciento de unos 2.4 millones que iban antes de la pandemia, no van, están, ahora, en otras actividades, ya crecieron.
–¿Qué incidencia tiene la política en aumentar o disminuir la pobreza?
Nosotros no nos metemos en política, pero creo que en estos momentos electorales, esperamos que los candidatos y los gobiernos pongan a los niños y niñas como una prioridad, esto es nuetro rol, llegamos hasta ahí. Nosotros tenemos muy buenas experiencias de trabajo conjunto con las alcaldías, gran parte de nuestras metas se cumplen por la contraparte de las alcaldías, sin ellas no podrían ser posible.
–¿Y la corrupción?
Es una de las razones de la pobreza en todo el mundo, nuestro llamado es que elijamos a las mejores personas en los puestos del gobierno, por eso trabajanos en hacer incidencia de liderazgos, para que elijan a las mejores personas o levantar la voz cuando las cosas no marchan bien, pero Honduras tiene, todavía, un largo recorrido en este tema.
–¿Qué tanto afecta la migración?
Nosotros tenemos programas con pequeños productores de café y ellos dicen que echan a perder toda su cosecha porque no tienen mano de obra o tienen que traer de otros países, a pesar de tanto desempleo, pero es que la gente se fue. Tenemos dos programas, “Esperanza en Casa” y “Jóvenes superpilas”, que son pequeños emprendimientos, con el propósito que muchos jóvenes desistan de migrar. Y a los migrantes retornados, se les ofrece capacitación y oportunidades de emprendimientos con fondos del BID.
–¿Qué importancia tiene en sus programas la equidad de género?
Es un tema que trabajamos de cerca con las iglesias y las autoridades en programas de prevención y fortalecimiento de las familias, como “Crianza con ternura”. Promovemos la igualdad entre hombres y mujeres y niños y niñas, el empoderamiento de la mujer, madres solteras para que puedan desarrollarse y también con las personas con discapacidad para que tengan acceso a nuestros programas.
–¿Falta legislación?
Hay cosas que se pueden mejorar, nosotros tratamos de influir en temas que afectan a la niñez, porque es uno de nuestros mandatos, creo que todavía hay mucho por hacer a fin de que las leyes benficien a la población.
–¿Hemos mejorado en algunos indicadores?
En algunas cosas, pero la pandemia nos hizo retroceder años, nosotros teníamos proyectos en pandemia y pudimos ver cuánto retrocedimos. Es bien difícil decir que Honduras no mejoró o que mejoró con un fenómeno tan fuerte como la pandemia y luego Eta y Iota. Nosotros estamos haciendo evaluaciones de estos años anteriores y eso nos podrá decir si algunos indicadores subieron, hemos visto que algunas comunidades mejoraron como productores agrícolas.
–¿Qué regiones han mejorado o todas están estancadas?
Todo el Corredor Seco es una región que no ha mejorado, ha ido hacia atrás, en tema de seguridad alimentaria, la gente debe migrar porque no tiene nada que comer. El Valle de Sula, en cambio, tiene mejores oportunidades por ser una zona de inversión y resiliente. Aun cuando fueron afectados por Eta y Iota pudieron levantarse rápido porque el movimiento económico es muy bueno. La región de Comayagua también ha mejorado y más ahora con el aeropuerto, eso es parte de lo que podemos ir promoviendo y no tanto porque vengan grandes empresas, sino promoviendo el desarrollo de las comunidades, como algunas zonas agrícolas lencas, que le venden a grandes supermercados por su producción de calidad, pero todo esto requiere años de apoyo y más que todo la voluntad de la gente, porque las comunidades donde la gente tiene voluntad hay prosperidad.
–¿Hay división en estas comunidades por colores políticos?
No, en comunidades rurales, donde más estamos, lo que vemos es colaboración y solidaridad entre la gente, no importa qué color, ni qué religión son, cuando hay un problema, ve a toda la comunidad sirviendo, nosotros lo hemos comprobado con proyectos de agua, porque estos proyectos requieren que trabaje toda la comunidad, hombres y mujeres, no es solo World Vision, nunca. Realmente, si la comunidad no trabajara, no podríamos llevar el proyecto. Hemos visto casos de una señora discapacitada que no puede trabajar, entonces, la comunidad se hace turnos para hacer esa cuota que le toca a ella y no les importa el color político, yo puedo decir que es casi en todo el país.
–Se invierten millones en canchas sintéticas de fútbol, pero el acceso a esos pueblos es de camino de herradura, ¿qué piensa de la calidad de la inversión?
Mi primera respuesta es que el gobierno debería invertir en los niños y niñas, pero en proyectos de acceso a la educación, la salud, todo el tema relacionado a protección, por supuesto, hay otros temas, pero debería el gobierno promover la inversión de las empresas y las personas, la inversión compartida, porque, cuando se unen los gobiernos locales, el gobierno central, la empresa privada y World Vision, el proyecto es mejor.
–¿En qué regiones tiene presencia?
En 15 departamentos y dos mil comunidades, en las zonas más vulnerables, pobreza o extrema pobreza, vulnerabilidad climática y violencia.
–¿Cuáles son los planes para el 2025?
Este mes, estamos iniciando un nuevo ciclo de seis años, termina el 2030 y dentro de las metas que tenemos, está la resiliencia climática y poblaciones migrantes. El contexto de país nos dice que debemos seguir trabajando para promover que la gente se quiera quedar en Honduras, debemos darle una esperanza para quedarse, una oportunidad, que no se ariesguen. Se trata, pues, de promover la unidad de la familia ya que uno de los impactos de la migración es que los niños quedan solos cuando se van sus padres.
–¿Cuáles son los grandes desafíos del país ?
La vulnerabilidad climática es algo que está afectando al país, este año, parecía que iba a ser peor, gracias a Dios, no fue, pero Honduras es vulnerable al cambio climático, el impacto en nuestras comunidades es más fuerte: por un lado las inundaciones y por otros lado las sequías, como en el Corredor Seco, lo que se traduce en inseguridad alimentaria, porque ya no hay mucha producción.
ELLA ES…
Karen Ramos es Ingeniera Industrial y Máster en Administración de Proyectos con más de 20 años de experiencia en desarrollo social. En sus 16 años en World Vision, ha liderado proyectos, estrategias y equipos en áreas como educación, agua, prevención de violencia y emergencias.