El longevo y veterano zapatero Julio César Martínez, amaneció buscando parte de las piezas de un viejo troquel, el cual le ayudó por toda una vida a criar a todos sus hijos y sustentarse su ser y la de su amada familia.
El septuagenario comerciante comenzó a trabajar la zapateria en la zona de los mercados capitalinos hace 53 años, oficio con el cual pudo hacer crecer a toda su estirpe.
Con sus arrugadas manos temblorosas por la vejez -el hombre de pelo completamente blanco y surtido por las canas- escarbaba entre los escombros, basura, carbón y cenizas con el único afan de encontrar partes de ese amigo mecánico que quedó completamente destruido el viernes en la madrugada.
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El artefacto de fabricar zapatos ya había sido robado por personas dedicadas a recolectar metales, para luego irlos a vender a chatarreras.
“Quiero averiguar para donde se lo llevaron (troquel mecánico), porque ese era rescatable”, explicaba don Julio César Martínez, mientras sostenía entre sus manos unas tuercas y tornillos del mencionado aparato manual.
Según Martínez, pese a que pagaron seguridad privada y ante la falta de policías, militares, el viernes anterior una turba de chatarreros ingresó de manera violenta y se llevó las pocas cosas de valor que dejó el incendio, mayormente las máquinas de costurar y otros artefactos, para irlos a vender.
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Este humilde sexagenario perdió completamente todo su negocio de fabricar calzado a causa del infernal incendio que destruyó completamente el local donde funcionaba su negocio de venta de zapatos al por mayor, ubicado en un local al interior del mercado destruido por un pavoroso incendio estructural que quemó unos 50 negocios.
Don Julio César Martínez con semblante fuerte, pero con voz entrecortada, contó que por el siniestro perdió unos 300 mil lempiras, porque había invertido para sacarle ganancia en este período navideño.
“Toda esa cuerina quemada es nueva, estaba destinada para los pedidos de Navidad”, señalaba sobre varios rollos del material esencial para fabricar calzado para hombre y mujer.
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Toca comenzar de nuevo, esto mismo nos paso y todo quedó así como para cuando el huracan Mitch, y despues de esa desgracia natural todos los que sobrevivimos a esa tragedia resurgimos como el ave Fénix”, indicaba el hombre piel curtida por la vejez, pero semblante de un roble adulto.
Como este hombre, otros zapateros, costureros, comerciantes ayer buscaban entre los escombros cosas que no fueran destruidas por las voraces llamas que en cuestión de cuatro horas les robó lo invertido por toda una vida.
“Es el caso de Daniel Antonio Cerrato, quien indicó que perdió unos 150 mil lempiras producto del siniestro.
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“Lo perdimos todo, todo, todo y ahí está todo hecho carbón”, señalaba dos negocios que con mucho esfuerzo lograron construir y fortificar por años con su padre, quien le enseñó a trabajar el oficio de zapatero desde que tenía 12 años.
“Mientras uno, en esta vida tiene esperanzas, lo más importante es que estamos vivos y nadie murió durante esta desgracia que nos sacudio para Navidad”, explicaba Daniel Antonio Cerrato, quien se gana la vida como zapatero industrial, desde hace unos 35 años.
Como estos dos hombres, otros locatarios aprovecharon que al mercado “Puente Carías” llegaron unos 60 empleados de microempresas de barrido de la Alcaldia Municipal del Distrito Central (AMDC).
Todos los afectados, mientras se realizaban las labores de limpieza, con sus ojos entristecidos vigilaban si en sus negocios o locales había cosas de valor que recuperar, siempre con la esperanza empresarial de volver a comenzar y resurgir de las cenizas tras el pavoroso incendio estructural. (JGZ)
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