El cardenal, Óscar Andrés Rodríguez, dijo estar preocupado por el trágico incendio del pasado viernes en el mercado Las Américas, y llamó a la feligresía a solidarizarse con las familias afectadas.
Durante la homilía, el cardenal lamentó la pérdida de bienes de muchas personas que habían invertido sus ahorros con la esperanza de obtener ingresos durante la temporada navideña.
El incendio, que se desató la madrugada del viernes en el mercado Las Américas, consumió aproximadamente medio centenar de puestos.
La remoción de los escombros en el lugar del siniestro, cuyas causas siguen en investigación, comenzó este sábado por parte de locatarios y personal municipal.
«Esta semana que terminó hemos visto algo muy horrible para tantas familias pobres que perdieron todo en ese incendio del mercado, muchos que habían invertido para ganar algunos centavos ahora en tiempo de Navidad y lo perdieron todo», señaló.
El cardenal Rodríguez hizo un llamado a la acción, resaltando la responsabilidad de la comunidad cristiana en tiempos de adversidad.
«Ciertamente no podemos encerrarnos en ‘hay que vea el gobierno’, el gobierno no va a hacer nada, somos los cristianos los que tenemos que responder y esa gente no puede quedar esperando a que a alguno se le caiga algo», afirmó.
Además, reflexionó sobre cómo este tipo de tragedias podrían impulsarnos a actuar con mayor compasión y unidad.
«Cómo cambiaría nuestro mundo si cada uno llevara a la práctica la invitación de Juan Bautista; cómo cambiarían nuestros países, nuestras familias, nuestras raíces humanas si cada uno pensara en el otro», expresó.
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El cardenal también destacó el llamado a la justicia y la equidad, afirmando que las palabras de Juan el Bautista nos invitan a ser honestos y justos, no solo en nuestras acciones cotidianas, sino también en situaciones como la que viven hoy las familias afectadas por el incendio en Comayagüela.
«No exijan más de lo establecido, no hagan extorsión ni se aprovechen de nadie con falsas denuncias, conténtense con su paga, las sencillas palabras de Juan el Bautista nos obligan a pensar que la raíz de la injusticia está también en nuestro propio corazón», concluyó el cardenal Rodríguez.