Un mes después del paso destructivo de la tormenta tropical Sara por Honduras, el paisaje en el sur del país es una mezcla de playones en ríos y cultivos de granos básicos y pastos arrasados, entre otros daños, mientras que muchos campesinos y pescadores claman por ayuda gubernamental.
“Quedamos incomunicados, no teníamos salida para ningún lado” y hubo “graves daños en la agricultura”, dijo a EFE el campesino José Erasmo García, presidente del Patronato de la Aldea El Tambor, jurisdicción de Marcovia, departamento de Choluteca.
García recordó que las severas inundaciones por el desbordamiento de ríos caudalosos como el Choluteca, arrastraron con cultivos de maíz, sorgo y pastos para ganado, dejando a los pobladores que viven en las zonas bajas “en ruinas”.
Las lluvias arruinaron las milpas de maíz sembradas en los cerros que se estaban terminando de secar y próximas a la cosecha, agregó.