“COMENCÉ este 2 de enero –mensaje de la amiga de los DD. HH.– preguntando a la RAE el significado de LIMINAL”. “Reconozco que desconocía su significado”. Otro amigo lector: “No conocía la palabra “liminal”, pero ahora sí, gracias por la educación, ja, ja, ja”. Alusivo a este pasaje: (“El Wayeb era un período de cinco días al final del ciclo de 360 días del calendario solar Haab”. “Estos días eran considerados un tiempo liminal, un espacio de transición entre el año que terminaba y el nuevo que comenzaba”. Para los mayas, “el Wayeb era un momento de reflexión y precaución, dada la creencia que el equilibrio entre el mundo humano y el cosmos era frágil”). La amiga doctora consulta su IA sobre el tiempo liminal en que vivimos y los pronósticos: “Es difícil predecir con certeza lo que sucederá en el futuro, pero basándonos en la historia y los acontecimientos sociales y políticos actuales, podemos hacer algunas suposiciones”. “Parece que estamos viviendo en un momento de gran incertidumbre y cambio a nivel mundial”. “Un aumento en la polarización política en muchos países, –la creciente desigualdad económica– lo que puede llevar a conflictos y divisiones sociales más profundas”. “Crece la conciencia sobre el cambio climático, la igualdad de género y los derechos humanos, lo que podría llevar a cambios significativos en la política y la sociedad”. “Se espera que estos tiempos sean desafiantes y turbulentos, pero también podrían presentar oportunidades para el cambio positivo y la transformación social”.
Ya que el término usado como titular del editorial captó interés del colectivo, transmitimos algunos apuntes de la IA: El término “liminal” proviene del latín “limen”, que significa “umbral” o frontera. “Se utiliza para describir estados, espacios o situaciones que se encuentran en una zona intermedia o de transición entre dos condiciones claramente definidas”. Lo liminal representa “un punto de cruce, un estado de indefinición donde no se pertenece completamente a un lugar o a otro”. El término se popularizó en el ámbito académico gracias a Arnold van Gennep, un etnólogo y folclorista francés, en su obra “Les Rites de Passage”. “Introdujo el concepto de “liminalidad” para referirse a las etapas intermedias de los rituales de paso, como la transición de la niñez a la adultez, el matrimonio o la muerte”. Estos rituales suelen dividirse en tres fases: Separación: “El individuo se aparta de su estado inicial”. Liminalidad: “El individuo está entre dos estados, en un espacio de transición o ambigüedad”. Reincorporación: “El individuo ingresa al nuevo estado”. “El concepto de “liminal” ha trascendido la antropología y se usa en diversas disciplinas. Se emplea para describir situaciones, espacios o estados intermedios donde ocurren cambios o transformaciones”.
Antropología y sociología: “Los ritos de iniciación, donde una persona deja de ser lo que era (un niño) pero aún no es lo que será (un adulto)”. “Migraciones, donde las personas están entre su cultura de origen y la cultura de adopción”. Arquitectura y diseño: “Espacios como pasillos, vestíbulos, puertas o zonas de espera, que conectan, pero no son ni un lugar ni otro completamente”. Literatura y arte: “Los personajes o historias que exploran transiciones, como en las obras de Franz Kafka, “La Metamorfosis”, (donde los protagonistas suelen estar atrapados en un estado de transformación)”. Psicología: “Momentos en la vida en que las personas están entre dos estados identitarios, como una crisis de la mediana edad o el duelo”. Filosofía: “Reflexiones sobre lo incierto o lo intermedio, como en el concepto de “différance” de Jacques Derrida, donde las cosas no son fijas ni completamente definidas”. Cultural: “La adolescencia como una etapa liminal entre la infancia y la adultez”. Espacial: “Una estación de tren como espacio liminal entre dos destinos”. Psicológico: “Un momento de incertidumbre después de dejar un trabajo y antes de conseguir otro”. (Hoy sí –entra el Sisimite– nos dieron el sermón completo. -Pues, a propósito –interviene Winston– te confieso que yo estoy en un estado liminal con esa chuchita Victoria que trajo la nieta. No sé si alegrarme o afligirme, si quererla o fastidiarme. Quizás porque está chiquita, apenas tiene 7 meses, no se está un rato quieta y no para de amolar; según ella es jugando conmigo, pero a veces me desespera. Ando con ojeras de las trasnochadas porque no deja dormir en paz. A ver si se sosiega, para salir de esta frontera liminal. ¿Y sabés –inquiere el Sisimite– la diferencia entre limbo y liminal? -Sería –se rasca la cabeza Winston– ¿que con la liminalidad hay perspectiva de esperanza y con el limbo no hay? Pues yo, con la tal Victoria, no he pasado al limbo todavía, aún tengo esperanza. Quizás después del Wayeb, haya mejoría).