¿ESTORNUDOS?

MUY bonito relato –mensaje de un amigo lector de SPS– de verdades, escrito en poesía para el buen entendedor; más claro no corre el agua de sus versos… lo felicito”. “Acá camino a Siguatepeque, para trabajar y apoyar al PLH, estoy en “un estado liminal” en estas internas/primarias, confundido, no sé si alegrarme o afligirme”. Alusivo a la conversación de cierre: (Pues, a propósito –interviene Winston– te confieso que yo estoy en un estado liminal con esa chuchita Victoria que trajo la nieta. No sé si alegrarme o afligirme, si quererla o fastidiarme. Quizás porque está chiquita, apenas tiene 7 meses, no se está un rato quieta y no para de amolar; según ella es jugando conmigo, pero a veces me desespera. Ando con ojeras de las trasnochadas porque no deja dormir en paz. A ver si se sosiega, para salir de esta frontera liminal).

“La verdad –mensaje del amigo exfuncionario internacional– es que estoy aprendiendo mucho con sus editoriales, como el uso de liminar”. “Y sigo con el libro Kairós, leyéndolo despacio y disfrutando”. La amiga abogada: “Usted es tan exquisito para escribir; cómo lo obliga a uno a estudiar, pero su toque de ingeniosidad y humor es impresionante, me ha sacado carcajadas este final de este editorial y a la vez me provocó ternura”. Alusivo a la conversación de cierre: (¿Y qué resoluciones –entra el Sisimite– has tomado para mejorar tu talento y tu talante durante el año que recién inicia? -Y la sorpresa –responde Winston– la tal Victoria que trajo la Sofi de allá donde estudiaba, es más que suficiente, como para poner en práctica varios de los intangibles. La paciencia, por ejemplo. Venía calladita, sin pronunciar palabra, y ahora que aprendió a ladrar, nadie la calla. Ni que fuera tarabilla. Llegó humildita y reservada, nerviosa y hasta miedosa, pero a medida que fue agarrando confianza a mí me agarró de encargo. Así que tengo que apelar a otro intangible, a la presencia reconfortante; entender que ella prefiere no estar sola y ocupa compañía. Como es natural de la raza, demanda atención constante. Así que tengo que darle cariño inagotable. -¿Y ya la sacaron –interrumpe el Sisimite– a pasear afuera? -Sí –responde Winston– el 31 fuimos a Jardines de Paz Suyapa a colocar un ramo de flores a don Oscar. No sabía, mientras retozaba en la grama y se subía encima de las lápidas, que la llevaron al panteón. Así que le di seguridad emocional, una sensación tranquilizante, más allá de lo tangible, como de protección espiritual al potencial azoro de una que otra alma en pena que ronda por esos luctuosos lugares. Poco a poco nos vamos ambientando. La verdad es bien linda y aunque me queje de estar en un estado liminal –confundido si alegrarme o afligirme– la verdad es que cuando no aparece, me hace falta, la busco para estar con ella. -¿Y leíste –se ríe el Sisimite– el mensaje de la nieta?: “Yo también busqué “liminal”. Pensé que era un chino diciendo que había que “eliminar”). La leída amiga, alusivo al titular “Tarabilla”, y a la misma conversación de cierre. “Endearing comic relief; ahora al diccionario”.

(¿Y ahora –entra el Sisimite– que está pegando la peste, y recomiendan andar otra vez con mascarillas, sabías por qué los estornudos se dan en secuencia de tres? -A veces –tercia Winston– pueden ser más de tres. -Los estornudos en secuencia –explica el Sisimite– suelen ser una respuesta fisiológica del cuerpo a irritantes en las vías respiratorias. “Una forma de expulsar partículas irritantes (como polvo, polen o gérmenes) de las fosas nasales y si un solo estornudo no es suficiente, el cuerpo realiza varios en secuencia para asegurarse de la limpieza completa”. O bien “el reflejo del estornudo es controlado por el nervio trigémino, que puede activarse repetidamente si el estímulo persiste”. “Es por eso que, si queda alguna irritación, puede haber varios estornudos consecutivos”. -¿Y sabías –interviene Winston– que la costumbre de decir “Jesús, María y José”, tiene raíces relacionadas con antiguas creencias? “En la antigüedad, estornudar se asociaba con supersticiones sobre la salud o el alma”. “Durante epidemias como la peste, estornudar podía ser señal de enfermedad, y decir “Jesús” era una forma de pedir protección divina”. “Con el tiempo, se extendió a invocar a toda la Sagrada Familia”. Pero, además –explica el Sisimite– “en la tradición cristiana, el número tres tiene un significado especial (la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo). Decir “Jesús, María y José” después de estornudos en serie de tres podría haber sido una forma de conectar la acción con este número simbólico”. -¿Sabías –amplía Winston– que, en otras culturas, también hay frases específicas para los estornudos? Por ejemplo, en inglés se dice “Bless you” (Dios te bendiga), y en alemán, “Gesundheit” (salud)).

LO MÁS RECIENTE

Un clásico ardiente en el Morazán

La quinta jornada continúa este viernes, un día no habitual para un clásico sampedrano,...

El envío de remesas a Guatemala se dispara en el primer mes del Gobierno de Trump

El envío de las remesas familiares desde Estados Unidos a Guatemala aumentó un 23%...

Suspenden tomas en INFOP, pero autoridades no descartan despidos

Después de cinco días de paro, los empleados del Instituto Nacional de Formación Profesional...

20 años de Google Maps, de jubilar a los GPS a ser clave para una investigación policial

Google Maps cumple este sábado 20 años con el logro de haber alcanzado 2.000...