La Okra llamada también Quimbombó o Quiabo es originaria de África. Es una planta anual, de tallo leñoso, erecto y muy ramificado, de 1 a 2 metros de altura, necesita amplio espacio para la siembra. El fruto es erecto y alargado, es una cápsula de forma cónica que puede llegar a alcanzar los 30 cm de largo y los 3.5 cm de diámetro en su base, es cosechado cuando aún está blando y no ha madurado. En su madurez es de color verde, amarillo o rojo, según las variedades. El fruto o la vaina de la okra es la parte de la planta que más se consume, las hojas jóvenes también son comestibles. Las vainas inmaduras se utilizan para sopas, enlatados y guisados. Es mundialmente conocida por ser el ingrediente principal del platillo Gumbo criollo de Louisiana al sur de Estados Unidos, teniendo un sabor similar a la berenjena. La okra está constituida en un 50% de fibra soluble y es una fuente de nutrientes.
Clima
La okra es uno de los vegetales más tolerantes al calor y la sequía, una vez establecido el cultivo este puede sobrevivir a severas condiciones de sequía. Sin embargo, crece mejor en condiciones cálidas y húmedas a temperatura entre 24 y 27 °C.
Luz
El crecimiento y los rendimientos del cultivo de la okra dependen en gran parte de la duración, intensidad y calidad del factor luz. Generalmente la okra requiere días despejados con buena radiación solar, los períodos nublados en los que no se cumple el requerimiento de luminosidad afectan los rendimientos, observándose una disminución de hasta en un 50 %. 3.
Suelo
Se puede cultivar en una amplia gama de suelo. Crece mejor en suelos sueltos, franco arenoso, bien drenados y con un buen nivel de materia orgánica. El pH óptimo de esta planta oscila entre 6 y 6.8.
Preparación del terreno
La condición física del suelo es esencial para la disponibilidad del agua y en particular para determinar la relación de agua y aire en el suelo. Se requieren de labores u operaciones mecánicas para airear adecuadamente el suelo. Para la preparación del suelo es conveniente realizar una labor profunda enterrando todos los posibles residuos del cultivo anterior, con tiempo suficiente para su segura descomposición. El suelo deberá ser preparado por lo menos 2 o 3 meses antes de sembrar, posteriormente se realizarán una o dos labores superficiales (gradeo) que proporcionarán un suelo bien mullido y drenado.
Selección y tratamiento de las semillas
Una vez extraída la semilla se le debe brindar las mejores condiciones con el fin de asegurar al máximo su poder germinativo y su calidad. Para esto se debe reducir el exceso de humedad, se debe de clasificar y proteger de plagas y enfermedades.
Siembra y densidad de siembra
El tamaño de la semilla permite la siembra directa a golpes. La temperatura mínima del suelo a la que germina esta especie es de 16 °C. En relación con las densidades óptimas de siembra hay que tener en cuenta dos factores: las poblaciones bajas favorecen el desarrollo de plantas muy ramificadas y difíciles de manejar, y por el contrario, densidades muy altas producen plantas con poca ramificación y cosecha más concentrada.
Control de maleza
Los daños por un control deficiente de la maleza son factores que limitan la producción de la okra. Las pérdidas en la productividad que causa la maleza dependen del grado de infestación, especies presentes y la etapa de desarrollo del cultivo: a menor estado de desarrollo del cultivo las pérdidas son mayores y puede disminuir el rendimiento que va desde 30 al 90%. El control mecánico de malezas se inicia con un cultivador 15 días después de la siembra, se realiza para controlar malezas ubicadas sobre la cama, quedando únicamente una banda de unos 40 cm de ancho sin control, efectuándose de 1 a 2 controles en todo el ciclo y asociándose con labores manuales desde los 25 días de la siembra. Se practican varios deshierbes con implementos manuales, en diferentes etapas del cultivo hasta que cierre la cama. Si es necesario se puede realizar control Quimico.
Fertilización
El cultivo de okra necesita de 100 a 120 kg/ha de nitrógeno (N) y 50 kg/ha de fósforo (P). La mitad del nitrógeno y todo el fósforo se aplican antes de la siembra o durante la siembra, la otra mitad del nitrógeno se adiciona durante las primeras cuatro semanas de cosecha. La aplicación de fertilizantes foliares se realiza solo cuando alguna deficiencia nutrimental haya sido adecuadamente diagnosticada en el cultivo. Como fertilización orgánica se recomienda el uso de estiércol en forma de compost o bocashi, en dosis de 150 quintales por manzana.