Resonancias en la penumbra: la poesía de Gökçenur Ç

La traducción es de Frances Simán.

Gökçenur Ç. es un poeta, traductor y editor que vive en Estambul. Tiene siete libros de poesía en turco, y sus poemas han sido traducidos a treinta diomas. Ha traducido al turco las obras de Wallace Stevens, Paul Auster, Ursula K. Le Guin, entre otros.

Es el editor de la revista turca Çevrimdışı İstanbul (Estambul Offline), coeditor de Poetry International, y es miembro del consejo editorial de la revista literaria internacional Blesok con sede en Macedonia. Es miembro del Taller Internacional de Cunda para Traductores de Literatura Turca; curador y codirector de Word Express; codirector de festivales internacionales de poesía como Estambul Offline, Mosaico de Metáforas Gaziantep y Días de Poesía Turco-Americana; es miembro de la junta del Festival Internacional de Poesía de Nilüfer y del Movimiento Internacional de Poesía Kritya.

También escribí poemas malos y aprendí
que los poemas malos son como un árbol donde el río se estrecha,
una puerta que se cierra de golpe con el viento, un cielo de verano despejado, un puñado
de clavos,
un abrelatas, una pluma en la sombra de la montaña
y buenos poemas.

Aquí escribir significa entregarse al flujo del hábito,
asumir que el tiempo es una carta sin firmar,
comenzar un largo poema titulado Cuidado con la lluvia,
acostarse en sábanas limpias, abrazar la almohada
y quedarse dormido, hundiéndose en el repiqueteante río
de la máquina de escribir de la habitación contigua.

Mañana el sol saldrá detrás de palabras diferentes.

Sombras de Doğan
Las sombras que dejaste dispersas regresan ahora a ti
Una sombra que hace mapas catastrales
Una sombra que sostiene una copa como si sostuviera un crisantemo
Una sombra escondida detrás de la sombra de un árbol
Una sombra que enfrentaste al inclinarte sobre un arroyo para beber
Una sombra que una vez pisoteó un caballo negro
Una sombra proyectada en una página, atrapada en un libro mientras leías al sol de la tarde
Una sombra que las aves confunden con una rama y se posan
Una sombra dejada en el apartamento de tu amigo cuando te quedaste
Una sombra que dejaste para acompañar a un río que teme a la oscuridad
Una sombra que duerme bajo la sombra de una montaña
Yo tenía una que dejaste cuando nos abrazamos
No quería dejarla ir, comenzó a revolotear
Sentí compasión y la liberé; la sombra se apresuró hacia ti.

Cuando todas tus sombras regresen a ti
Lo único que quedará será
La luz que estalla de tus palabras.

El primero
El primero que cambie el estado del corazón
se vuelve luego el alma atribulada de la noche.
El primero que vea gritará o guardará silencio.

y en las orillas cubiertas de musgo
el barco dormido se desata.

El anillo de luz se resbala
del fino dedo del invierno; el mismo día
el río del amor se congela y los reflejos,
donde nos inclinamos y nos vemos como una herida,
quedan atrapados en sus aguas.

Los lobos descienden hasta la llanura,
y declaramos: las cicatrices grabadas
en nuestras frentes persisten todavía.

El primero que grite y aparte la mesa
es quien nombra las cosas.

Las piedras se vuelven más pesadas donde yacen,
mientras las campanas suenan en los jardines invernales de la mente
donde viejos amores intrincados que se disuelven en el olvido
se recuerdan como respuestas a preguntas nunca hechas.

El primero que ignore el primer signo de la separación,
cambia de golpe el estado del corazón.

Un monumento a la imposibilidad de expresión
dos ventanas situadas frente a frente, abiertas para ventilar,
en mi vientre sudoroso una copia de El corto verano de la anarquía,
como una rama arrugada de un ciclamor, yaces a mi lado
tan hermosa, tan rota, tan parecida a Estambul

mientras las cortinas se levantan con el viento
el pájaro que acaba de volar adentro
sale por la otra ventana
lo que no se puede retener en la memoria — la belleza pura de un momento
se alarga en el lenguaje, y a medida que se alarga, se atenúa
la felicidad y el vacío que deja atrás
la necesidad que tiene el milagro de un espectador

el peso de ser el único testigo
del momento que nunca volverá

Todos pasan, las lluvias de verano, los trenes, el verano
El verano
es un largo tren
que pasó
entre nosotros

la vida, esperándonos
detrás de él
tan enojada como
tan rota como
un amante abandonado

el verano es largo,
un tren
que no abordamos.

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