Por el partido político y su controversial gobierno existe un repudio casi generalizado en la población. Está aconteciendo una situación exactamente igual a lo que el país vivió en los dos períodos del no menos despreciable régimen anterior. El desencanto fue abrumador y en el aire se respiraba esa sensación. Aquel grito combatiente del ¡Fuera JOH! Se transforma ahora en un ¡Libre nunca más! Y no tengo ni la menor duda que en unas elecciones libres y transparentes la votación de la oposición será abrumadora.
Conocedores de esto, existe el peligro inminente que ocurra un autogolpe de Estado, y se aprovechen no sólo para evitar las elecciones, sino, ante todo, para montar una constituyente y eternizarse en el poder. Para ellos, tener el control de las Fuerzas Armadas y de la policía son esenciales, y no habrá intervención foránea alguna que venga al rescate. Nos fastidiamos y punto. Por igual, otros escenarios que pudieran ocurrir es seguir con el calendario electoral, pero eso sí, bajo planes nefastos ya utilizadas por otras banderas en forma reiterativa en el pasado reciente, en elecciones llamadas “estilo Honduras”.
Léase, el “desvío” de las urnas al momento del traslado de las mesas receptoras electorales hasta el centro de cómputo. Las fallas del fluido eléctrico; la espera de los “mágicos” votos rurales, la manipulación al momento de la suma de los sufragios, como tampoco sería ninguna sorpresa pensar en los sobornos que algunos vendidos miembros de la oposición pudieran recibir con tal de hacerse de la vista gorda, sin tener que firmar recibo alguno que evidencie su deshonestidad y traición.
Por esta razón, sobre todo, los partidos Liberal y Nacional, tienen que abrir bien los ojos y cuidar cada detalle que se presente. No hacerlo, es estar entregando el triunfo en bandeja de plata a los enconados rivales que pretenden defenestrar. Dicho esto, estos dos institutos políticos tienen la inmejorable oportunidad de hacer valer por las buenas el eslogan antes dicho de “Libre nunca más”, que tiene en los espejos de Cuba, Venezuela y Nicaragua su máxima idolatría y colaboración.
En resumen, aquí lo que tenemos es una lucha abierta entre la democracia liberal y el socialismo del siglo XXI que quemará hasta sus últimos recursos con tal de mantenerse mal gobernando, siguiendo una agenda para refundir Honduras, apegados al concepto catrasca. A pesar de ese video narco, los dislates de sus pésimos funcionarios, actos de corrupción que desnuda la prensa de investigación, un ministerio público cegato y acomodado, etc. Irán con todo, incluido los colectivos para hacer ruido y atemorizar. Y esto es así, por la naturaleza del partido y los suyos, al igual que la fábula del escorpión y la rana. El asunto será evitar a toda costa una sorpresota como la de González Urrutia en Venezuela.
J.J. Pérez López.
Barrio El Manchén.
Tegucigalpa, M.D.C.