El crimen de la profesora Aleyda Cabrera Santos, de 35 años de edad, ha dejado un profundo vacío entre los pobladores y quienes conocieron a la educadora, quienes exigen justicia y que su muerte no quede en la impunidad.
Tras su secuestro, fue una lenta espera de angustia con muchas preguntas y pocas respuestas para la familia Cabrera Santos que tenía la esperanza de que su pariente regresara con vida.
Sin embargo, tras siete días desaparecida su cuerpo fue encontrado el pasado lunes en un paraje solitario del municipio, lo que ha generado una gran consternación entre la comunidad.
Su cadáver fue encontrado semienterrado en una zona conocida como La Peña, un sitio que los productores de la aldea de San Pedro utilizan para cultivar frijoles y otros productos de consumo básico.
La víctima era licenciada en matemáticas e impartía clases en el Instituto “Dr. Francisco Bertrand” de Gualaco y deja tres niñas de 16, 8 y 3 años de edad.
La noticia de su muerte mantiene en vilo a la familia, debido a que su cadáver hasta ayer todavía permanecía en el lugar del hallazgo a la espera que llegara el personal de Medicina Forense a realizar el levantamiento.
Según comentaron los dolientes, un equipo forense llegaría este miércoles al lugar para realizar el levantamiento de ley y trasladar sus restos mortales a la morgue capitalina.
Doña Benita Santos, madre de la pedagoga, relató a LA TRIBUNA que “Leyla venía llegando de Comayagua de las honras fúnebres del piloto accidentado en Yoro, Darwin Meza, con quien eran primos”.
“Venía desvelada y ya estaba acostada, pero de repente salió en su vehículo sin explicar nada, todo mundo imaginó que andaba buscando algo de comer”.
La acongojada mujer recordó que dos horas después una de sus hijas comenzó a llamarle por teléfono y que su celular fue contestado por un hombre.
Según doña Benita Santos, el sospechoso pidió hablar con los parientes de la profesora, a quienes les dijo que estaba secuestrada por una deuda de tres millones de lempiras.
“El criminal me explicó que mi hija estaba secuestrada por una deuda de tres millones de lempiras que le debía, algo imposible de creer porque no era cierto”, prosiguió la mujer.
Hallazgo de su vehículo
El carro de la profesora fue encontrado un día después del secuestro en la carretera que comunica con el municipio de San Esteban.
Doña Benita Santos aseguró que la Policía le manifestó que, de acuerdo a las investigaciones, su hija fue transportada en su mismo vehículo al lugar donde le quitaron la vida.
El carro estaba lleno de lodo y con manchas de sangre en su interior, según la señora, e indicó que, de acuerdo a las pesquisas policiales, su hija murió unas tres horas después de haber salido de su casa.
Tras el crimen la Policía logró la captura de dos sospechosos, uno de ellos un exalumno de la maestra Santos y el otro un vecino que residía cerca de su casa.
El oficial Cristian Nolasco estuvo a cargo del operativo en el que se dio captura a los dos sospechosos, comentó que uno de ellos confesó a la Policía el lugar en el que estaba el cadáver de la profesora.
Mauricio Rivera, de 20 años y Eduardo Cálix, de 21, son las dos personas detenidas por considerarlas las principales sospechosas de cometer el crimen.
Según la Policía, ellos confesaron haber participado en el feminicidio, supuestamente porque otras personas los amenazaron con que si no le quitaban la vida a la maestra, los mataban a ellos.
El jefe de la Policía en Olancho, subcomisionado Jairo Ramos, en declaraciones a este rotativo, explicó que las indagaciones continúan, “estamos enfocados en los autores intelectuales del macabro asesinato”.
El oficial dijo que una de las líneas de investigación va orientada a demostrar que el crimen fue cometido por la intención de sacarle dinero a los parientes de la maestra.
Los pobladores de Gualaco instalaron un altar con velas frente a la iglesia católica del pueblo y otro en la casa de la profesora.
Los dolientes están a la espera de la exhumación de la profesora Leyla Cabrera Santos, para después realizar su velatorio que será posiblemente hasta el próximo jueves y posteriormente su sepelio en una fecha por confirmar. (FS)