Como China va profundizando su poderío comercial y militar, probablemente, exista una conflagración entre Oriente y Occidente, antes del 2049, advirtió el profesor chileno y experto en asuntos asiáticos, Marcos Jaramillo, durante una charla magisterial con motivo de la inauguración del año académico de la Universidad Católica de Honduras (UNICAH).
En la conferencia “El Puente entre Oriente y Occidente: una visión académica”, en la que estuvo presente el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher; la rectora de la UNICAH, Marlene Carolina Santos, y varios representantes de la academia hondureña, Jaramillo expuso que China, lejos del discurso pacifista que pregona, se está preparando para dominar el planeta, llevándose de encuentro a Estados Unidos y Europa, si se le oponen.
Esto ha quedado reflejado, asegura, no solo por el hecho del aumento del tamaño de su ejército, el más grande del mundo en este momento con más de dos millones de hombres, o el desarrollo de la inteligencia artificial para la guerra convencional y no convencional, sino, también, que el actual gobernante, Xi Jinping, pensando en ese plan expansionista a corto plazo, reformó la Constitución para quedarse en el poder indefinidamente, contraviniendo toda la tradición histórica china en la sucesión de mandos.
Revisando la historia entre Oriente y Occidente en los últimos 150 años, Jaramillo llegó a la conclusión que, entre China y Estados Unidos y entre China y Europa, no existe esa paz y que, por eso, a partir de abril del 2024, el mandatario chino reorganizó su plan bélico para controlar el mundo, tanto comercial como militarmente, a más tardar en el 2049.
“En los últimos decenios el desarrollo económico de China ha sido espectacular. Una vez que ese país ha llegado a disputar la supremacía económica a Estados Unidos, el presidente chino no solo ha limitado su expansión al ámbito económico comercial, sino que ha ido más allá a un cambio de paradigma global con normas y políticas de todo tipo con características chinas. Incluido el poder militar que se ha modernizado con la intención de igualar o superar al de Estados Unidos en el 2049”, señaló.
“La velocidad de dicha modernización ha sorprendido a las potencias occidentales, que ahora se encuentran en una carrera para evitar que China les alcance. Probablemente, ustedes han escuchado noticias o han leído diarios en los cuales se ve que incluso Alemania se ve con problemas porque sus autos están siendo, de alguna manera, sobrepasados por algunos modelos chinos y eso era imposible creerlo hace pocos años atrás”, precisó.
Por el momento, agregó, esto significa una guerra comercial, que poco a poco, si no hacemos algo, desembocará en un desacoplamiento que podría llegar a ser total o sea el mundo occidental por un lado y el mundo oriental por el otro. Y eso significa que el peligro de una conflagración sería, cada vez, más grande.
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CHINA SE HIZO MÁS CHINA
Para evitar ese escenario, hasta ahora, Occidente ha venido usando varios métodos, comenzando por situar a China en el mundo capitalista a través del comercio y del crecimiento económico, pero eso no cambió a China a pasarse del lado occidental, sino que China se hizo más China todavía siendo capitalista.
Tampoco funcionó democratizarla con teorías filosóficas y políticas occidentales de John Lock o Montesquieu pensando que de ese modo pueden cambiar la mentalidad de la ley China y nada de eso ha sido efectivo, expuso.
“Habiendo fracasado todo lo anterior ¿en qué nos encontramos en este momento? Ante una carrera armamentística eso es. Yo estoy en la Academia de Guerra del Ejército de Chile y mi papel es estudiar cómo defender a Chile en todo sentido, pero especialmente ¿cómo ver a China?, ¿qué hacer con China? ¿Cómo hacer que un país pequeño como Chile o Latinoamérica en su conjunto podamos enfrentar a una potencia tan grande? Si Estados Unidos, incluso se ven en problemas qué hacer nosotros. No queremos que haya un conflicto bélico, pero para allá vamos. De un día o de un momento para otro, simplemente con un botón que se aprieta a miles de kilómetros de distancia”, sentenció.
Ampliando sobre la capacidad bélica de China para enfrentar a Estados Unidos o Europa, Jaramillo reveló que Jinping reorganizó la estructura de las Fuerzas Armadas en abril del 2024 porque “está pensando en una conflagración o si no, por lo menos decirle a Estados Unidos no hagas nada porque nosotros estamos aquí ya preparados”.
IBEROAMÉRICA: PUENTE DE PAZ
Esta preparación, agregó, tiene que ver con el dominio de la guerra cibernética, como romper líneas eléctricas por internet, control del gas, petróleo y aeropuertos. Y por el lado de guerra basada en inteligencia artificial, son capaces de simplemente pensar cuántas personas hay en un lugar, hacer unos cálculos matemáticos, colocar un dron y dejar que la inteligencia artificial haga su tarea, sin que un ser humano esté, apretando un botón.
El espacio aéreo, el espacio ultra terrestre como dominio de guerra, echando abajo los satélites enemigos, armas biológicas, cercano a lo que pasó con el COVID-19 y muchos otros laboratorios que hay en diversas partes del mundo, aunque están prohibidos, financiar guerrillas, desinformación, lo que se llama la fake news, robótica militar y sistemas autónomos, como perros o soldados robot, todo eso es una guerra híbrida que China domina en la actualidad, dijo. Pero lo más grave que está desarrollando, advirtió, es la guerra cognitiva, porque aquí ya no es el externo, sino que va a la parte interna del ser humano.
Con respecto a las soluciones para evitar una conflagración mundial, Jaramillo dijo que, por ahora, todas son de maquillaje, incluyendo las de la ONU. Se debe hacer, aconsejó, hacerle entender a los chinos la práctica del derecho natural, relacionado a su filosofía confucional, pero valorando sus derechos humanos y no el colectivo, como piensan hasta ahora. Sin embargo, aclaró que ellos no van aceptar ninguna de estas propuestas si vienen de Estados Unidos o Europa por lo que Iberoamérica puede ser ese puente para evitar una guerra y preservar la paz mundial. (EG)