El mercado ilícito de combustibles es un detonante de inseguridad que se expande en los 18 departamentos, entre falta de una Ley de Hidrocarburos en Honduras, alertó ayer la Asociación Hondureña de Distribuidores de Productos del Petróleo (Ahdippe).
La conducta de posesión, transporte, almacenamiento, distribución y comercialización ilegal de carburantes, cobró la vida de un pequeñito de seis años, la semana anterior y dos personas más en estado grave de salud, tras el estallido de un bidón, aparentemente con gasolina, que se vendía en una pulpería.
El portavoz de la Policía Nacional, Richard Gallo, confirmó este fatal percance en Santa Anita, sector de Orocuina, Choluteca, zona sur de Honduras.
“Un niño prendió un fósforo donde estaban recipientes con combustible, dentro de la pulpería, ocasionando una explosión”, establece el informe policial. “En ese lugar vendían el combustible”, dijo el oficial.
La falta de una Ley de Hidrocarburos en Honduras además de propiciar un “desorden” en la comercialización y competencia desleal a gasolineras, representa una “amenaza” latente en los 18 departamentos con un mercado ilícito sin medidas de seguridad. Según Ahdippe, es esencial una legislación para establecer orden. Honduras es el único país de la región sin esa ley.
TREMENDO DESORDEN
“Existe tremendo desorden, todo mundo hace lo que quiere, incluyendo la apertura de minigasolineras y otras formas de comercialización ilegales, no autorizadas, sin permisos, ni procedimientos”, señaló el directivo de Ahddipe, Juan Carlos Segovia.
La Dirección General de Hidrocarburos carece de la fortaleza financiera necesaria, operando sin inspectores, técnicos, ni supervisión. La aprobación de la ley proporcionaría a esta entidad las herramientas legales para ejercer un control efectivo sobre el mercado, garantizando al consumidor final la calidad y cantidad de los combustibles adquiridos.
Además, la implementación de esta ley permitiría la regulación, desde la importación hasta la venta al consumidor, asegurando que todos los actores cumplan con especificaciones y estándares internacionales.
Esto no solo beneficiaría al consumidor, sino que también contribuiría a la recaudación de impuestos por parte del Estado y a la economía en el país.
A pesar de su importancia, la Ley de Hidrocarburos lleva más de tres legislaturas pendiente de aprobación en el Congreso Nacional, situación que Ahdippe considera insostenible y que requiere atención inmediata para el bienestar del mercado y de los consumidores hondureños.
“Llevamos más de dos gobiernos y solo se queda en promesas de que hay avances, pero no termina de cuajar. Dicen que más hoy, más mañana o más pasado, se excusan en la problemática interna del Congreso Nacional”, cuestionó Segovia.
SIN ÁRBITRO
Entre los puntos importantes de esa iniciativa el empresario expuso: “Es como cualquier ley en el sentido de establecer las reglas del juego. Siempre utilizo de analogía que estamos jugando en un campo sin árbitro, lo poco que hay es un reglamento que tiene la Secretaría de Energía a través de la Dirección de Hidrocarburos, pero no pasa de ahí, tienen muy poco o nada para establecer multas, prácticamente solo establecen estructuras de precios”.
“El principal beneficio de la ley es ordenar todo lo relacionado al mercadeo del combustible, desde su importación hasta el consumidor final. Todo ese proceso lógicamente establece calidades y que todo mundo sepa las reglas de juego”, amplió.
“El desorden generado a través del tiempo por la falta de una ley, se traduce en ventas indiscriminadas sin control, a los gasolineros nos quedan viendo como que si uno quiere todo el negocio y no es eso, realmente lo que se quiere es orden”, puntualizó Juan Carlos Segovia.
La venta de combustible se registra a través de “mieleros”, de acuerdo con la Ahdippe. Así le llaman a quienes operan tanques, de dos mil a tres mil galones, vendiendo en plena carretera o pueblos. “Venden sin ningún control, gente vende diésel en recipientes de 5 y 10 galones, en plazas de pueblos y en parqueos, sin seguridad, ni siquiera sin un extintor”, advirtió.
La procedencia y trazabilidad se pierde ante una figura autorizada que es el distribuidor y revendedor, pero el revendedor le vende a otro para que revenda también. “Es una distorsión salvaje”, expuso.
“Tenemos años de exigirle a la Dirección General de Hidrocarburos que emita comunicados a las alcaldías, para que mientras sale la ley, sirva al menos de paliativo y que estos gobiernos locales no permitan que ande gente vendiendo combustible indiscriminadamente”, insistió.