Despiden a la “Leyenda” con los honores de un gran militar

Con todos los honores que merece un gran militar fue despedido ayer el teniente coronel Óscar Orlando Matamoros, conocido como la “Leyenda”, un experimentado paracaidista e instructor que formó a cientos de soldados.

Su sepelio se realizó en el cementerio San Miguel Arcángel de la aldea Las Casitas, hasta donde llegaron decenas de amigos y compañeros para acompañar a sus familiares y a su esposa Sulema Jamileth Barrientos de Matamoros.

El teniente coronel auxiliar de administración Óscar Orlando Matamoros murió el sábado en la madrugada a la edad de 64 años a causa de una terrible enfermedad que venía padeciendo desde hace varios años y que lo obligó a retirarse de lo que más amaba: el paracaidismo.

El teniente coronel Óscar Orlando Matamoros murió el sábado en el Hospital Militar.

La ceremonia fúnebre dio inicio con los honores de ordenanza cuando su féretro, adornado con el Pabellón Nacional, arribó al campo santo y fue cargado por un grupo de oficiales que lo llevaron hasta lo que sería su última morada.

“Una leyenda en el paracaidismo militar de Honduras y una leyenda en la hermandad de la seda, quien prestó sus servicios a la patria por más de 40 años”, comenzó diciendo una de sus compañeras de la institución armada.

“Llenó páginas de gloria con sus ejecutorias a nuestra institución”, agregó, para luego dar paso a la invocación a Dios dirigida por el sargento primero de infantería Roberto López Martínez.

Su cuerpo fue velado en la Funeraria San Miguel Arcángel de la colonia Alameda.

Posteriormente se leyó un sentido acuerdo de duelo por parte del director de Recursos Humanos de las Fuerzas Armadas de Honduras (FFAA), general de brigada Óscar Orlando Castillo Cáceres.

Luego se leyó el panegírico sobre el destacado teniente coronel, quien posee un récord histórico de salto libre dentro de las FFAA. El documento fue leído por el inspector general del Ejército, coronel de infantería José Rodimiro Murillo Aguilar.

“Hay hombres que nacen para caminar sobre la tierra, pero hay hombres que nacen para conquistar el firmamento”, manifestó Murillo Aguilar.

Su esposa Sulema Barrientos (de negro y lentes) recibió cientos de muestras de pesar.

“Definitivamente en esta mañana hay un cúmulo de sentimientos encontrados. Tener que despedir a nuestro instructor, maestro de maestros. Hoy despedimos a un hombre incansable, un soldado ejemplar”, expresó.

“Un líder entusiasta capaz de ganar la ovación de una gran nación, aplaudiendo de manera unísona al ver sus capacidades, habilidades y destrezas surcando los cielos y aterrizando con nuestra bandera nacional. Ese es el recuerdo más memorable que cada uno de nosotros los soldados y el pueblo recordaremos siempre de mi teniente coronel Óscar Orlando Matamoros”, agregó.

Posteriormente, sus compañeros del equipo de salto libre hicieron un pequeño homenaje y colocaron en su féretro la insignia alas de salto libre y uno de ellos gritó: “prepararse, listos fuera, buen salto mi instructor de paracaidismo, maestro de salto, salto libre, en el cielo lo comentamos”.

La “Leyenda” realizó más de 9,700 saltos libres a nivel nacional e internacional.

El portavoz de las Fuerzas Armadas, capitán Mario Rivera, informó a LA TRIBUNA que Matamoros realizó más de 9,700 saltos y que lamentablemente murió en la madrugada de ayer en el Hospital Militar.

Rivera comentó que el destacado paracaidista hondureño cumpliría 65 años el próximo 25 de febrero “como FFAA lamentamos la partida sin retorno de ‘la leyenda de la hermandad de la seda’. El máximo exponente del paracaidismo en Honduras”

Su cuerpo fue velado en la funeraria San Miguel Arcángel de la colonia Alameda de Tegucigalpa, donde sus familiares eran acompañados por quienes por muchos años fueron sus compañeros de salto.

De igual forma, llegaron a la funeraria múltiples amistades, compañeros, e incluso autoridades de la Secretaría de Defensa de las Fuerzas Armadas de Honduras.

Una destacada carrera militar

Matamoros ingresó a las Fuerzas Armadas desde muy joven, siendo asignado al Segundo Batallón de Infantería de las Fuerzas Especiales en Támara.

Tras sacar todos los cursos para ser paracaidista, obtuvo una enorme experiencia que le permitió consolidar una carrera en ese ámbito y se convirtió en un destacado instructor, formando a más de 11 generaciones de militares.

El primer curso que dirigió fue en 1991, según indicó Rivera, quien además comentó que el coronel fue subdirector de la Escuela de Paracaidismo de las Fuerzas Armadas.

A lo largo de su trayectoria realizó miles de saltos en distintos puntos de Honduras, pero también participó en maniobras internacionales en Estados Unidos, Guatemala y Panamá.

Su último salto del 15 de septiembre lo realizó en 2023, su ausencia fue evidente el pasado 2024, debido a que ya estaba batallando con la enfermedad.

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