La bola de nieve invertida (1)

Otto Martin Wolf

No creo haber sido el único, aunque sí de los primeros que, desde hace algún tiempo, lanzó señales de advertencia sobre la tormenta que, al principio, apenas se veía venir en el horizonte y que ahora está a punto de ingresar a Honduras.

Algo parecido a lo que preveo ya está ocurriendo en Venezuela, que debería tener como principal producto de exportación el petróleo o derivados y equivocó la ruta y se dedicó a exportar gente.

Desde la llegada del Chavismo al poder más ocho millones de sus habitantes han salido en busca de libertad, comida y una vida digna.

El destino principal ha sido, como para casi todos los emigrantes del mundo, los Estados Unidos. (Nunca hemos visto caravanas dirigirse hacia China, Rusia y mucho menos Cuba).

Hasta ahí las cosas muy bien; nos sobra gente, nos faltan empleos, nos sobra hambre, nos falta comida, ¿quieren libertad? “vayan a fuera a buscar todo lo que no hay aquí y, de paso, envían dólares a sus parientes aquí para que ellos también puedan comer”.

Aunque nunca el gobierno de ese país lo dijo así de claro, su política económica hacía casi obligatorio salir en busca de oportunidades, se trataba de una cuestión de supervivencia y esperanza de un futuro mejor.

Debieron haber sabido los gobernantes de ese país que, algún día, de alguna manera, la ola terminaría regresando.

El nuevo presidente norteamericano tiene casi como principal objetivo político inmediato la repatriación de extranjeros indocumentados, a lo cual los USA tiene absoluto derecho como nación soberana.

“No me culpe a mí, culpe al presidente de su país” – dice un popular meme reenviado decenas de miles de veces.

Los indocumentados venezolanos serán repatriados tarde o temprano, según los vayan agarrando, una gran parte será capturada donde quiera se esconda, empaquetada y regresada a su patria.

Eso ya ha sucedido con los hondureños ilegales cuyas deportaciones irán en aumento día a día.

Pero, además, debemos ver los negros nubarrones para Honduras en lo que acaba de suceder con el TPS de seiscientos mil venezolanos cuyo estatus cambiará a partir del próximo septiembre.

Trump ordenó que el TPS no sea renovado y, a diferencia de los ilegales, su dirección está perfectamente documentada, no será tan fácil esconderse.

Ya no podrán trabajar legalmente, sus licencias de conducir serán revocadas y tendrán que regresar a Venezuela.

Aparte de todos los compatriotas que se encuentran en los USA ilegalmente, hay más de sesenta mil acogidos al TPS para hondureños, privilegio que termina dentro de pocos meses.

¿Qué sucederá si, como es previsible y con el ejemplo de Venezuela, no es renovado?

¿Qué va a venir a hacer toda esa gente aquí? ¿Dónde van a trabajar? ¿Dónde van a estudiar sus hijos? En qué hospitales y con qué medicinas van a cuidar su salud si todo eso no alcanza para los que ya están aquí!

Estamos hablando de los regresados por el TPS, no de los deportados que, como está sucediendo, vienen por millares todos los meses.

Antes, muchos de los deportados apenas se bajaban del avión hacían mochilas y de nuevo se dirigían al norte, ahora no será tan fácil.

Si los agarran por segunda vez irán a dar a Guantánamo o a otros de los sitios de detención que posiblemente habilitarán en los próximos meses.

Por otra parte, se dieron cuenta lo que sucedió con Colombia cuando el presidente de ese país se puso “machito” con los USA?

En un día, mejor dicho, en pocas horas le bajaron los humos.

El Producto Interno Bruto de Colombia (la nación entera) es apenas igual al de la ciudad de Miami, así de pequeña es su economía comparada con la gringa.

Sólo los ciegos y los idiotas no pueden comprender el poderío económico, militar y político de los USA y que dependemos de ellos para casi todo, nos guste o no.

Me temo que es inevitable visualizar la tormenta que, debido en gran parte a la actitud de Casa Presidencial, puede llegar con más fuerza destructiva que cualquier huracán en el pasado.

Al cerrarse la válvula de escape de la población y reducirse el monto de las remesas se producirá lo que yo llamo el efecto de “Bola de Nieve Invertido”, cada día nuestra economía se irá reduciendo hasta conducir a la peor crisis económica de la historia, así de terrible lo veo y, lamentablemente, puedo decir que no creo estar equivocado.

Al disminuir el consumo interno debido a la falta de dinero, la bola de nieve se irá reduciendo, muchas pequeñas empresas (y algunas grandes) desaparecerán, las que logren sobrevivir también experimentarán ese efecto.

Nos vemos el lunes próximo con La bola de nieve invertida (2)

ottomartinwolf2@gmail.com

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