Nery Alexis Gaitán
Estamos a 33 días de las elecciones internas y no hay nada nuevo, lo que estamos viendo es lo mismo de siempre. Los aspirantes andan por doquier repartiendo abrazos, besos, palmaditas, dando caricias obligadas, chineando cipotes chorreados, y bombardeando a los incautos con un rosario de promesas falsas. Repitiendo un discurso superficial, trillado, alejado completamente de la realidad nacional.
Lo hemos dicho hasta la saciedad, el político hondureño es corrupto, deshonesto, sinvergüenza, un calavera que sólo genera bienestar para él y su familia al saquear sin misericordia alguna el dinero del pueblo. Por eso los pobres jamás van a salir de la miseria en que viven, que son casi el 70% de los hondureños.
Los insultos y las descalificaciones son el pan diario en esta campaña sin valores, producto obviamente de los políticos desvalorados que demuestran su villanía al actuar como delincuentes, que en verdad es lo que son. Si no hay injurias no hay campaña. Obviamente hay algunos honestos, que son la minoría, cuyas intenciones son loables, pero tienden a ser apartados por las élites de los partidos. Tan es así que más del 75% de candidatos andan buscando reelegirse. Así que seguirá “el maíz a peso”, como dice nuestro pueblo y el país continuará su declive hacia la miseria, sin que a los políticos les importe un comino.
En el Partido Liberal, las escaramuzas entre Salvador Nasralla y Jorge Cálix ha creado división entre los liberales. Asimismo, importantes aspirantes han abandonado a Nasralla quien siempre anda tras el conflicto. No entienden que la unificación del Partido es la opción para ir fortalecidos a las elecciones generales.
En el Partido Nacional, han sido prudentes y los conflictos internos no los han hecho públicos. Y justo es reconocerlo, el precandidato mayoritario, Nasry Tito Asfura, Papi a la Orden, quien será el candidato presidencial sin duda alguna, es un hombre muy prudente y en su discurso no descalifica ni ataca a nadie. Su discurso va encaminado hacia el trabajo y el fortalecimiento de la democracia.
En el Partido Libre, desde las cumbres del poder, las peleas internas han sido de las más abyectas que se han dado, y los insultos van desde lamebotas hasta narcotraficantes, pero el pataleo de los disidentes no ha sido significativo, el mandamás los tiene controlados y el descontento no representa ningún peligro para su continuidad. Ramona, la candidata oficialista, nombrada de dedo, será la candidata presidencial siguiendo a pie juntillas las órdenes del caudillo. Aunque ella es una candidata impopular, incluso dentro de su Partido.
Además, sus antecedentes no le aportan ninguna credibilidad. El pueblo no olvida su nefasta participación en la “cuarta urna”, donde supuestamente manejó muchos millones de lempiras y hasta el momento no ha dado cuenta alguna de ese dinero. Lo mismo el abandono de una pistola y algunos millones de lempiras del pueblo en un hotel de Choluteca, mientras huía en el 2009. Asimismo, se le vincula a supuestos actos de corrupción en la ENEE. Pero lo evidente es su proceder nada ético en esta campaña, al ser Ministra de Defensa y precandidata presidencial al mismo tiempo, lo que deja en entredicho la transparencia y confiabilidad de las elecciones internas.
Su discurso político es el mismo lamento que escuchamos desde hace tres años. Por todo le echa la culpa al golpe de Estado y a los 12 años de administración nacionalista. Asimismo, anda amenazando con cárcel a la oposición política, olvidando que hay un Poder Judicial que es el encargado de impartir justicia. La caracteriza su discurso de odio, dividiendo a la familia hondureña.
El pueblo hondureño está hastiado del conflicto constante de los políticos que no trabajan por el bienestar de todos, sino sólo por sus intereses mezquinos. Los hondureños desean vivir en paz y en democracia.