134 años después; solo queda el chasis

Luis Alonso Gómez Oyuela

“A ese carro amigo, solo le queda el chasis”, dijo uno de esos mecánicos viejos, que por viejos conocen de todo. A propósito, ¿será que después de 134 años al otrora glorioso Partido Liberal solo le va quedando el chasis? Los malos conductores lo destruyeron. Un chasis dañado afecta la capacidad del vehículo para absorber y distribuir las fuerzas de impacto, lo que pone a los ocupantes en mayor riesgo de sufrir lesiones.

Su estructura esta debilitada porque la debilitaron los conductores al quitarle las mejores piezas. Lo anterior es una alegoría, si cabe el término, para referirme al Partido Liberal fundado por Policarpo Bonilla el 5 de febrero de 1891. Anteriormente, el doctor Céleo Arias, inspirado por la Reforma Liberal de Marco Aurelio Soto y Ramon Rosa, en 1884 organiza en Comayagua un movimiento denominado Liga Liberal que propugnaba la amplia participación política con ideas de avanzada y luego el 23 de julio de 1887 expone el documento “Mis Ideas” como programa doctrinario de su candidatura presidencial retomando los ideales Morazánicos y de la Reforma Liberal como plataforma ideológica, por lo tanto, los principios doctrinarios, ahora son parte de la historia. La historia del Partido Liberal hasta 1965 se escribió con sangre, encierro, destierro y los fríos cementerios tras largos años de dictadura. Ese Partido Liberal de las grandes masas, de las milicias eternamente jóvenes como las llamó José Ángel Zúñiga Huete y también llamado Partido de las reivindicaciones populares, hoy solo es el “chasis” como dijo el mecánico.

En la historia quedan grabados los nombres de José Ángel Zúñiga Huete, Ramon Villeda Morales, Oscar A. Flores, Conrado Napky, Santos Irías Palma, Augusto y Teodoro Rodas Valle; Carlos Castillo Valle, Horacio y Felipe Elvir Rojas, Carlos Roberto Reina, Rafael Pineda Ponce, Jaime Rosenthal Oliva, Edmond L. Bográn, José Fernández Guzmán, Delmer Urbizo Panting, Roberto Suazo Córdova, Modesto Rodas Alvarado, Jorge Bueso Arias, Carlos Roberto Flores, el último presidente liberal que, dignifi có la presidencia de la República, Antonio Ortez Turcios(el zorrito), Constantino Arias, este último asesinado por un sicario de las hordas cachurecas de la criminal “mancha brava”, comandada por Ricardo Zuñiga Agustinus en la década de los 60 y, miles de liberales asesinados en el sur, oriente, centro, norte y occidente de Honduras. Soy militante de la generación de los 40. Vivo está el recuerdo del asesinato de mi padre y la persecución de la cual fui objeto desde 1963-1969. Siento el orgullo de ser liberal y haber levantado con emoción la bandera rojo, blanco, rojo.

Hoy la veo flamear en manos de extraños porque la esencia de la doctrina liberal ha sido mancillada por seudo dirigentes que hicieron comparsa con el Partido Nacional para el reparto matemático de chambas. A 134 años de historia de esta institución política, cuyos valores y principios fueron echados a la basura por una camarilla de dirigentes sin sentido de pertenencia. Sus intereses giran en derredor de posiciones que les asegure una diputación o el reparto del pastel de la nación. Para muchos de estos seudo lideres el proceso interno será la prueba de fuego porque todavía existe una reserva moral del liberalismo que, aun respira aires de libertad, ellos habrán de decidir el futuro y sobrevivencia del Partido Liberal, caso contrario, el “chasis” del que escribimos en las primeras líneas, no podrá ser reparado con repuestos ilegítimos y de mala calidad. Escribo a nombre de los liberales de la vieja guardia; de los liberales de tierra adentro; de aquellos que sueñan antes de partir a la eternidad, con un Partido renovado y fortalecido, con una juventud que no se haya contaminado con la corrupción y ser participes de ambiciones contrarias a los postulados que dieron vida a esta noble institución de los hombres libres.

En el contexto actual del liberalismo cabe aquel principio bíblico que dice: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estas muerto.” Entre los hebreos, según la ley, tocar un muerto era ilícito porque era contaminación. Es aplicable la sentencia bíblica: “vives, y estas muerto. Conocemos las obras del Partido Liberal que aún están vigentes y conocemos los que dicen estar vivos, pero están muertos. En un reportaje reciente con el abogado Antonio Ortez Turcios, dijo: “La ideología del Partido Liberal y declaración de principios, sólo está vigente en sus estatutos”. ¿Por quién votar en las internas para elegir el candidato para las elecciones generales? No sé todavía, de lo que estoy seguro, es que no votaré por ninguno de los “falsos repuestos” para reforzar el “chasis”. No podré decir aquel slogan que entusiasmó a las masas en la voz de Ramon Villeda Morales: liberales, siempre adelante, ni un paso atrás. Sumar, unir, unir vencer.

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