Carolina Alduvín
Ante la ola de deportaciones de algunos de nuestros migrantes, la población que se verá afectada directamente, o de manera mediata; todos debemos cobrar conciencia sobre que el enemigo no es el presidente, el pueblo o las empresas de los Estados Unidos. El verdadero enemigo es el gobierno de los refundidores que en lugar de ayudar a los pobres los multiplica. Debemos entender que las dádivas acaban con el espíritu de lucha y superación que fomentan los valores liberales, que multiplicar a los pobres es la estrategia de supervivencia de los retrógrados izquierdistas, que el verdadero enemigo es la mafia del partido en el poder, que ha secuestrado a casi todas las instituciones, para torcer la justicia a su favor y para perseguir sin fundamento legal a los incómodos opositores. El enemigo es el político cómplice, que asegura que en Honduras todo está bien, pero que acto seguido afirma que es deber confrontarnos entre hondureños, sólo porque rechazamos el nefasto modelo económico que alaban.
El enemigo es el funcionario corrupto y los diputados que le hacen juego a las pésimas decisiones que promueve el usurpador para quedar bien con su patrón sudamericano, el que asegura que tenemos un sistema de salud de calidad, cuando no hay ni siquiera insumos, medicamentos o quien atienda en los cascarones que hacen pasar por infraestructura sanitaria, que prometieron varios hospitales y que nadie ve que se construyan. El verdadero enemigo es el crimen organizado que siembra terror en las calles, que despoja del último centavo a quien se agacha a trabajar por sobrevivir y por mejorar el futuro de los suyos. El gran enemigo es el que hace creer que migrando se encontrará la solución a los problemas financieros, cuando esos deben resolverse aquí en el país. Si queremos salir de la crisis, hay que resolver el problema de fondo.
Si el gobierno del patio se hiciera cargo de fomentar seguridad, empleos, inversión y demás necesidades básicas la migración ilegal disminuiría y hasta podría detenerse. Hay que exigir a los gobiernos nacionales comiencen a trabajar en beneficio de la población, no sólo para ver cómo se quedan indefinidamente; hay que cobrar conciencia que están dispuestos a quedarse por las buenas o a la mala. Por eso no ejecutan las fabulosas cantidades en sus jugosos presupuestos, porque las destinan a alimentar su nepotismo y corrupción; porque tienen que guardar para repartir migajas a la hora de comprar votos, porque tienen que despilfarrar millones en divisas para pagar asesores extranjeros que dizque les levantan la imagen el exterior, mientras sus termocéfalos asesores se encargan de que la señora cometa yerro tras yerro denunciando la extradición y amenazando con cerrar una base clave para combatir delitos.
Las bravuconadas han servido para dar paso a negociaciones que no se dieron en pasadas administraciones; mediante el diálogo, México aceptó inmediatamente suministrar a 10 mil soldados mexicanos en la frontera sur de USA, designados específicamente para detener el flujo de fentanilo y los migrantes ilegales a USA. Se pausaron de manera los aranceles que tienen todo el potencial de afectar a los consumidores estadounidenses; habrá negociaciones encabezadas por los secretarios de Estado, Tesoro y Comercio con sus contrapartes al sur de la frontera. ¿Y aquí, cuándo y con quienes? Si sólo son patanerías y desafíos en las que llevan todas las de perder; deberían verse en el espejo colombiano.
La población no está con ellos, se han negado a cumplir los requisitos para que venga la CICIH que prometieron y no tienen la menor intención de cumplir; los peajes siempre fueron imposibles de quitar, por estar amarrados en los contratos firmados por la administración anterior y a sabiendas nos mintieron; tampoco estuvieron en capacidad de convertir el complejo insignia con el que su antecesor comprometió recursos durante un par de décadas, en el hospital más grande de la región. No dejaron de usar transportes de lujo para; por el contrario, su antipática y bravucona candidata despilfarra esos y más recursos en una campaña estéril que únicamente podrá fructificar mediante prácticas fraudulentas.
Además de ahuyentar la inversión y provocar el cierre de las pocas fuentes de empleo, la depredación de divisas, las crisis en educación e infraestructura, protegen a sus narcofinancistas, nos amenazan con gravar las remesas y declarar a sus amigos como terroristas. Fuera el PLR.