¡Viva México chingado!

A raíz de la pretenciosa y sobrevalorada película francesa “Emilia Pérez”, viene al caso el relato ficticio acaecido en un aeropuerto donde se encontraron un estadounidense –o bien pudiera ser también este ignorante director galo, Jacques Audiard, que llama despectivamente al español, “un idioma de pobres y migrantes”-, y una mexicana. Como la mujer era de piel blanca y pelo castaño, este sujeto le preguntó: ¿Tú de dónde eres? Y la mexicana le contestó con mucho orgullo, de México.

Entonces el estadounidense/o francés le dijo: Ah tú eres de la tierra del Chapo Guzmán, de la marihuana, del fentanilo, de la corrupción, las extorsiones y los secuestros. Entonces la mexicana se le quedó viendo y le dijo, disculpe, usted es adicto. A lo que este contestó muy enojado: No… porqué. Bueno porque si usted fuera deportista me habría identificado con Chicharito Hernández, con Hugo Sánchez, con el Canelo Álvarez o con Checo Pérez. Y si usted fuera culto, me habría preguntado sobre las grandes culturas en México, como la Maya, la Azteca, la Olmeca o la Chichimeca.

O bueno, si usted fuera una persona de mundo, me preguntaría sobre nuestras ruinas arqueológicas, sobre nuestras ciudades coloniales, sobre nuestras playas, sobre nuestros desiertos, o nuestros bosques, porque usted sabría que México es el país número 12 en biodiversidad a nivel mundial. O bueno, si a usted le gustara y supiera de arte, me habría preguntado sobre Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco o Rufino Tamayo. O si a usted le gustara la buena música, me habría identificado con José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel, Armando Manzanero, Agustín Lara.

O bueno, si usted supiera algo de letras, me habría identificado con Sor Juana Inés de la Cruz, Juan Rulfo, Octavio Paz. Es más, si a usted le gustara la ciencia, me habría preguntado sobre Guillermo González Camarena. O bueno, si usted supiera algo de cine, me habría preguntado por Guillermo del Toro, el Indio Fernández, Alfonso Cuaron. Es más, si usted fuera un gourmet conocedor de la buena comida, me habría consultado sobre platillos que son patrimonio intangible de la humanidad: el mole negro, el pan de muerto, el guacamole.

O si usted fuera un buen diseñador o un buen sastre, me habría preguntado sobre la ropa deshilada de Michoacán o la de Oaxaca. O si usted fuera arquitecto, me habría preguntado sobre Luis Barragán. Sin embargo, veo que solo conoce a los proveedores de su adicción. Y me imagino que también conoce a sus distribuidores de su país. En fin, solo quiero probarle que México, es mucho más de lo que la gente ignorante cree. Déjeme decirle que somos millones los mexicanos honestos que a mucha honra y con mucho esfuerzo sacamos adelante a nuestro país, a pesar de muchos que no pueden ver más allá de su miseria. ¡Viva México chingado!

J.J. Pérez López.
Barrio El Manchén.
Tegucigalpa, M.D.C.

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