Mario E. Fumero
El pueblo de Honduras tiene derecho a conocer las propuestas de los candidatos de los diversos partidos en torno a su ideario como aspirantes a la presidencia de la República y, sobre todo, qué políticas van a adoptar en diversas áreas de la vida nacional, como la economía, el empleo y los proyectos en favor del bien común. Pero, más aún, es fundamental conocer sus valores morales e ideológicos respecto a la moral cristiana.
Es cierto que Honduras es un país laico, pero su trasfondo es cristiano, lo que implica principios de conducta ligados a los valores éticos del cristianismo. No es un Estado profano. Es por ello por lo que debemos cuestionarlos con algunas preguntas.
Como cristianos y como iglesia, tenemos el derecho de conocer cuáles son los valores morales de los candidatos en relación con la política de Estado, y para ello debemos analizar temas cruciales que pueden afectar los valores tradicionales de la sociedad y nuestros principios cristianos, los cuales sustentan nuestra tradición nacional.
Lo primero que debemos evaluar en los candidatos es su nivel de egocentrismo. No hay nada más peligroso en un aspirante a la presidencia de un país que tener un ego exaltado o, peor aún, una conducta narcisista, creyendo que él es el único capaz de resolver todos los problemas del país. Este espíritu de autosuficiencia y egolatría es un factor que ha producido a los grandes dictadores de la humanidad.
Otro aspecto que debemos cuestionar en los candidatos es su posición respecto a la familia tradicional. Si apoyan la ideología de género y la falsa teoría de la percepción, representan un peligro para los valores tradicionales de la fe cristiana. Aunque debemos respetar las inclinaciones sexuales de cada persona en su vida privada, no debemos aceptar su imposición, pues el fundamento de una sociedad se basa en la unidad de un hombre y una mujer para formar una familia, lo que da origen a la sociedad.
Otro punto para evaluar en un candidato a la presidencia es su postura frente a la delincuencia y las pandillas. No se pueden combatir estos delitos con mano blanda, porque la Biblia enseña que cada persona debe ser juzgada de acuerdo con sus actos. En el caso del crimen, ya sea por encargo, terrorismo o luchas de poder, es bíblicamente condenable y se debe aplicar, en tal caso, la firmeza de la ley. Sin embargo, algunos candidatos podrían querer negociar con las pandillas, creyendo que con ello resolverán los problemas de inseguridad, lo cual es completamente absurdo. Basta con analizar la realidad de la hermana República de El Salvador, donde el presidente ha llevado al país a una completa tranquilidad y paz, eliminando todo tipo de violencia mediante procedimientos firmes que han apartado de la sociedad a los grupos antisociales.
Otro punto preocupante es la postura de los candidatos respecto a la legalización de la marihuana. Es peligroso abrir la puerta a la legalización de una droga que, aunque en ciertos casos puede tener un uso medicinal, su cultivo en Honduras traería consecuencias desastrosas. Ya hemos visto a lo largo de los años cómo afecta la realidad de la juventud hondureña.
Cuestionar a los candidatos, indagar en su hoja de vida, en su forma de pensar y en sus expresiones públicas es un deber de todos los ciudadanos antes de votar. Solo así podremos escoger a los mejores entre todos los aspirantes. De lo contrario, seguiremos viviendo en un Estado inseguro, como el que hemos experimentado en los últimos 20 años.