José María Leiva Leiva
Siempre es un gozo el poder realizar y a su vez compartir, la lectura de mensajes motivacionales y terapéuticos que se reciben por diferentes medios, pues se antojan, no solo como una amena distracción, sino, además, como un pozo de sabiduría e inspiración, pues avivan la llama de la esperanza y la solidaridad e invitan a vivir con esfuerzo, coraje y disciplina, especialmente cuando se experimentan situaciones adversas de la vida. Puntuales ejemplos de lo antes dicho, son los siguientes:
(1) Empecemos por responder a la pregunta: ¿Quién eres tú? Somos el favor que hiciste sin esperar nada a cambio. Eres el turno que respetaste. El papel del piso que levantaste cuando nadie te veía. El chisme que no contaste; y lo que fingiste no ver para no incomodar. No somos lo que otros dicen u opinan, somos lo que hacemos. (2) De aquí que se afirme que La conciencia no tiene precio, ni juntando todo el oro del universo podrás adquirir conciencia, porque la conciencia no se compra, la conciencia se cultiva día a día, y el día que la obtengas te darás cuenta que el oro no tiene valor.
(3) Y es que La vida es: El milagro de existir, el coraje de sonreír, las ganas de esperar, la fuerza de resistir y la humildad para agradecer. (4) La vida no espera. Se nos escapa mientras miramos el reloj o el teléfono, mientras pensamos “después”. Pero la verdad más brutal es esta: no siempre hay después. Hazlo hoy. Arriesga hoy. Porque el único error que no puedes arreglar es no haberte permitido vivir.
(5) De hecho, es harto sabido que ninguno de nosotros saldrá de aquí con vida. Así que por favor deja de tratarte mal hasta con los pensamientos. Di la verdad que llevas en tu corazón como un tesoro escondido. Sé amable. Sé raro. No hay tiempo para nada más. (6) Cuando las hojas caen del árbol ya no pueden volver a él. Lo mismo pasa con la vida, cada día que se va ya no se recupera, así que hoy besa, ama y déjate querer. ¡Disfruta la vida y se feliz!
(7) La vida es un viaje, no un destino. Por ende, cada momento, cada experiencia, cada persona, es una oportunidad para crecer, aprender y disfrutar. No te dejes llevar por la prisa. Detente a mirar el paisaje, y a escuchar el canto de los pájaros. Tu vida es una serie. Tus años son temporadas y tus días son capítulos de los cuales tú eres autor y guionista.
(8) Entonces, ¿Cómo vibrar alto? En lo físico: Ríe, canta, baila. Ejercítate. Conecta con la naturaleza. Duerme bien. Come saludable. Mantente hidratado. En lo emocional: Perdona. Suelta lo que no es para ti. Vive en el presente. No te compares. Quiérete, Valórate. En lo mental: Enfócate en lo positivo. Rodéate de gente positiva. Lee cosas positivas. Afirmaciones positivas. Comparte tus conocimientos. En lo espiritual: Medita. Agradece. Ora. Ten fe. Haz las cosas con amor.
(9) Nunca te duermas sin un sueño, ni te levantes sin un motivo. Tampoco vivas por nadie que no esté dispuesto a vivir para ti. Recuerda que ningún día se parece a otro y que nadie se parece a ti. Solo hay una persona capaz de hacerte feliz para toda la vida y esa persona eres tú mismo. (10) Ten presente que, en el libro de la vida, la portada con los años se estropea, las páginas con algunas arrugas se vuelven amarillas, pero el contenido no cambia. Quien es bello por dentro lo será siempre a pesar del tiempo.
(11) Y no menos cierto es que existen personas que nos inspiran… otras que nos hacen bien… y existen aquellas que, simplemente, sin pedir permiso… tocan nuestra alma, lo que significa que, quien más paz trae a nuestras vidas, es quien merece más espacio en ella. Por eso, nunca mejor dicho: “A todo lo que nos reste paz, hay que sumarle distancia”. Sobre todo, si tomamos conciencia que vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y el físico más que el intelecto… definitivamente, vivimos en la cultura del envase, que desprecia el contenido.