PERFILES: Revolucionarios y ñángaras

Carolina Alduvín

Una revolución, desde el punto de vista sociológico es un cambio profundo, por lo regular violento, en las instituciones políticas de una nación. Con lleva transformación de las estructuras sociales, económicas y políticas de un país. Los ejemplos más conocidos son la Revolución Francesa en el siglo XVIII, que puso fin al sistema monárquico de la dinastía de los Capeto y culminó con la toma del poder político por parte de la clase social emergente de entonces: la burguesía. La causa subyacente fue la inadecuada institucionalidad política y las precarias condiciones sociales, dada la cambiante realidad económica; la nueva clase había cobrado poder y dominaba gran parte de los factores que impulsaban la vida económica del país. El sistema monárquico frenaba su expansión. Además, se gestaban valores liberales y democráticos entre los ideólogos de la época, mientras que el Estado atravesaba serios problemas financieros.

La mexicana, a principios del siglo XX consumada al caer la dictadura del porfiriato. Consolidó levantamientos en diversas regiones del país, en las que los campesinos clamaban tierras; los obreros industriales, mejores salarios y condiciones de trabajo; y la burguesía desplazó de las posiciones de poder, a los miembros de la oligarquía ligada directamente al gobernante. El dictador salió al exilio y el país quedó sumido en un caos de montoneras dirigidas por diferentes bandas, la silla presidencial cambió varias veces de usuario en poco tiempo. Tomó un par de décadas pacificar la nación, hubo muchos cambios de dueño en las propiedades rurales y al final los campesinos en general no quedaron como dueños de la tierra que trabajaban. Surgió una nueva clase de políticos y burócratas, cuyo partido instauró una dictablanda “revolucionaria”.

La rusa, que puso fin al régimen zarista y consolidó el primer estado socialista del mundo; proceso desarrollado en tres fases, las dos primeras de signo democrático burgués y la tercera socialista. Causa fundamental: incompatibilidad de las estructuras zaristas con las exigencias de la sociedad moderna. El asesinato de la familia imperial en plena Primera Guerra Mundial, la pérdida de enormes cantidades de vidas humanas en territorio ruso, el hambre generalizada y el caos económico generado, llevó a enfrentamientos entre el gobierno provisional y otras facciones peleando por el poder. Los ideales que inspiraron tal revolución, fueron puestos a un lado y lo que imperó fue el totalitarismo, las purgas, los encarcelamientos, la instauración del régimen soviético y el exilio para los que lograron sobrevivir a la persecución

Ñángaras, por su parte son los simpatizantes de partidos o ideas de izquierdas, tiene connotación peyorativa o coloquial. En los ejemplos anteriores, algunos fueron revolucionarios y el resto quienes echaron todo por la borda. Los revolucionarios tienen como objetivo que las estructuras cambien, que las oportunidades se multipliquen y que más individuos puedan acceder a ellas; que los beneficios del trabajo colectivo abarquen a la colectividad que los hizo posibles. Los ñángaras, tan sólo buscan su beneficio personal o a lo sumo, del grupúsculo de secuaces en los que se apoyan. Los revolucionarios luchan por ideales colectivos, están dispuestos a ofrendar sus vidas por el triunfo de la causa y saben reconocer a quienes los ayudaron; los ñángaras persiguen cuotas de poder, trafican influencias, utilizan a los idealistas como carne de cañón y se adjudican todo privilegio disponible.

En las Américas, la cubana fue el ejemplo con cuyos ecos crecimos los que rebasamos el medio paquete. Sus protagonistas fueron los héroes de muchos de nuestros compañeros, mientras millones de camisetas con cierta efigie alimentaron la máquina capitalista de hacer dinero. Hubo bonanza para los ñángaras de la isla mientras duró el régimen soviético. A partir de 1991 sus estructuras no han hecho más que declinar. Son el peor ejemplo de una idea fracasada en todo el mundo, se han mantenido succionando la riqueza de Venezuela y van por la de México. Su modelo guerrillero dejó exportarse a selectos países africanos y en aras de sobrevivir como ideología fracasada, crean la pésima idea del socialismo siglo XXI; cuya base económica descansa en actividades ilícitas, entre las que destaca el narcotráfico. Su estrategia política es aprovechar el descontento con los regímenes corruptos de derechas, ganar una elección y no volver a soltar las estructuras democráticas que van cooptando y pervirtiendo. Aquí en Honduras, estamos ante un atajo de ¿revolucionarios o ñángaras? Ud. decida y recuerde que su voto cuenta.

carolinalduvin46@gmail.com

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